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Ya era tarde y Hyunjin lo sabía bien pero no la paró de intentar alcanzar aquel vehículo que se suponía la llevaría a la escuela.
Llego a la parada de autobús, con los cabellos algo despeinados y soltando uno que otro jadeo debido al cansancio y para su sorpresa, había otra chica ahí, tenía una expresión preocupada, parecía que se encontraba en la misma situación que ella.
Aquella chica fácilmente era una de las más hermosas que Hyunjin había visto en su corta vida.
Tenía cabello negro como la noche y piel blanquecina, labios de un tono durazno suave y dos encantadores lunares que adornaban su lindo rostro.
Hyunjin notó que la chica en la parada portaba el mismo uniforme de el Instituto al que ella asistía y al que estaba a punto de no llegar, se sorprendió pues nunca antes la había visto y tal belleza era digna de recordar. Quería hablarle, preguntarle su nombre, quería saber todo de ella, pero no se atrevió, en lugar de eso se tuvo que conformar con mirarla... admirarla y quedarse con la curiosidad.
