solo;
como siempre;
solo.
estoy en una calle;
estoy ahi pero,
no me ven;
nadie me ve.
los miro, los toco,
nada.
veo a mi gente,
a las personas que amo,
y personas que me amarían,
veo la indiferencia en sus rostros
y ni si quiera me pregunto «¿por qué?»
empiezo a escuchar el latido de mi corazón;
mis respiraciones,
cada vez más y más rápidos,
cada vez más y más fuertes.
siento que caigo,
siento que tropiezo y que no tengo nada a lo que agarrarme,
a pesar de todos los palos que me han dado.
la adrenalina llena mi alma,
nada por mi cuerpo,
y,
cierro los ojos,
¿estoy muerto?
no lo creo,
de ser así,
me sentiría más vivo.
sigo cayendo,
estoy a unos metros del suelo,
veo toda mi vida pasar,
y se me ocurre escribir esto en forma de irregulares versos,
estoy aun más cerca del suelo,
abro mi camisa,
quiero que todos sepan,
que a pesar de todo,
tuve buen corazón,
el asfalto está tan caliente y cercano,
que casi lo puedo oler,
estoy muy cerca,
demasiado,
cierro los ojos y,
grito,
grito fuerte y melodiosamente,
casi como una agonía,
como si pudiera tocar el cielo con ese grito,
abro los ojos,
estoy en la misma calle,
todos parecen interesados al ver algo detrás de mi,
sorprendido, me giro,
es mi poema,
es mi estúpido poema,
ardiendo,
ardiendo lenta y dolorosamente.
vuelvo a gritar,
esta vez todos me miran,
esta vez tengo el control,
esta vez un ápice de arte asoma por mis ojos,
es fuego,
es fuego,
y
PIENSO QUEMAROS A TODOS.