Dos hojas que nacieron del mismo árbol.
Cariño entre ellas y apego hacia la otra.
El árbol era malo.
El árbol a menudo las comparaba siendo éstas apenas retoños.
La hoja mayor siempre se vió comparada con la menor.
La hacían de menos.
La hoja menor no entendía porqué siempre gritaban.
Porqué siempre habían llantos.
La hoja mayor se llenó de odio.
La hoja menor la mayoría del tiempo de sintió sola.
¿Era su culpa?
Por su puesto que era su culpa.
Si ella no hubiera salido del árbol no estuviera eso pasando.
El árbol no hubiera tenido punto de comparación, hubiera adorado a la hojita tal cual está se lo merecía.
Pero el árbol era agresivo, injusto, malo.
La hoja menor era estúpida.
No se daba cuenta de las cosas y siempre hacía sentir mal a la hoja mayor para luego victimizarse.
Las hojas crecieron, la mayor guardándole odio a la menor.
Pero, si todo era culpa de la menor ¿Acaso no lo merecía?
Si no hubiera existido todo estaría mejor.
Todo sería tranquilo.
No habrían tantos problemas.
No habría arruinado todo.
Lo hoja menor intentado mejorar las cosas que había arruinado.
Se dejó secar.
Se secó.
Se cuarteó.
Y finalmente.
Se desvaneció.
Porque eso era lo que merecía, porque todo era culpa suya, porque el mundo no merece tener a alguien tan despreciable como ella, porque arruinó todo, porque ya estaba harta de todo.