Capítulo 2

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Los primeros en saltar al césped fueron los del Kurosaki. Mientras ellos calentaban los del Izumaya les observaban y discutían sobre la alineación, los movimientos y las rotaciones.

– Y por último Naho tu te colocarás en esta posición de aquí

– Entendido – respondió el jugador.

– Los jugadores del Kurosaki parecen estar en plena forma – comentó otra de las gerentes a Mía.

– Comparándolos con los nuestros hasta una ballena con sobrepeso estaría en mejor forma – respondió esta clavando su mirada en el número 7.

– Exagerada

– ¡Oye has visto eso! – comentó uno de los jugadores – ¡Ese bateador es casi tan bueno como Asay!

– ¡Ya vale! ¡Que no soy tan bueno! – se quejó avergonzado

Entre tanto Kuroga había eliminado a casi todos los bateadores de su equipo.

– Uau Kuro estás que te sales.

– Te he dicho mil veces que no me llames así Idiotuchi – le respondió el lanzador.

– ¡Oye! ¡Que yo no te he insultado!

– ¡Iduchi! ¡Kuroga! ¡Parad ya! – les chilló su entrenadora.

– Lo sentimos entrenadora Sakurada – respondieron ambos.

– Bueno se acabó el calentamiento – dio un par de palmadas — Volved no quiero que os canséis demasiado antes del partido.

Mientras los jugadores volvían, las miradas de Kuroga y Asay se encontraron un breve momento.

– ¿Me está escuchando señorito Ibana?

Asay se sobresaltó al oír su apellido de tal forma que recibió un pinchazo en el lado izquierdo del estómago.

– ¿Te encuentras bien? – preguntó su compañero Valt, que se encontraba a su lado, al ver que hacia una mueca extraña.

– Si, es que he echo un mal gesto – respondió Asay con una sonrisa.

– Eso te pasa por estar pensando en las musarañas - dijo otro compañero.

Y todos se echaron a reír.

– Bien – dijo el entrenador a sus jugadores, especialmente mirando al número 7 – Espero que lo hayáis comprendido todos.

– ¡Si! – respondió toda la plantilla.

– Este es el partido para el que os habéis preparado toda la temporada – recordó el entrenador – Habéis llegado muy lejos y estoy orgulloso de todos y cada uno de vosotros y espero que pase lo que pase vosotros también.

– ¡Muchas gracias entrenador!

Luego se cambiaron las tornas, los del Izumaya salieron a calentar en el césped mientras los del Kurosaki observaban y discutían la alineación.

Poco después empezó el partido.

Como era de esperar ambos equipos salieron dándolo todo en el campo. Los nervios habían desaparecido con el pitido inicial y el marcador era un ir y venir. Cuando un equipo parecía ir en cabeza, los otros acababan remontando y viceversa.

No había jugadores malos ni buenos, si fallaban en una cosa lo compensaban con jugadas magistrales, y si no era así animaban y daban fuerzas como nadie cuando les tocaba estar en el banquillo.

Entonces llegó el momento esperado por todos, cuando el 7 del Izumaya y el 12 del Kurosaki se encontraban frente a frente.

Asay y Kuroga, el primero como bateador y el segundo como lanzador.

Nuestro último partido (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora