Capitulo 2

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Un pequeño rastro de luz golpeó delicadamente mi rostro, cuando decidí abrir mis orbes lo primero que pude observar fue la ventana de mi actual cuarto, donde gracias a la luz que entraba podía contemplar pequeñas partículas de polvo flotando cerca de mi posición. Recordé cómo había llegado a la actual situación donde me encontraba y lo primero que se paseó por mi cabeza como si de un ligero recuerdo se tratase fue Helio. La noche anterior no pude evitar pensar más de una vez en levantarme del lecho y acudir al sombrío hombre denominado Helio.

Mi cuerpo se levantó de inmediato al sentir como unos pobres golpes sonaban en mi puerta. Cuando di la orden de paso aquella entrada se desplegó dando vista a Venus, quien entre sus manos portaba una bandeja presentando un desayuno que por el aspecto, parecía de buena calidad.

—Buenos días, le traigo su desayuno. —habló con una neutra expresión.

—Oh, gracias.. Buenos días igualmente, quisiera preguntarte ¿Helio se encuentra en la guardia? De ser así ¿Podría hablar con él? —cuestioné levantándome de seguido.

—Lo siento pero nuestro líder actualmente no se encuentra en el lugar. Si me disculpa —respondió reposando la bandeja en el suelo.

De un movimiento cerró la puerta volviendo a generar el mismo silencio con el que me desperté. Suspiré con la esperanza de liberar el agobio que sentí por unos minutos, observé la bandeja que descansaba sobre el frío suelo. No tardé en acercarme para tomarla y después subirla hasta la cómoda puesta cerca de la ventana; tome aire por los orificios de mi nariz, debía prepararme un pequeño discurso que fuera capaz de convencer a Helio cuando le vier; por un momento mis orbes se perdieron por la cristalera. No tardé en reconocer la delgada figura de Helio paseándose por lo que eran unos jardines bastante bien cuidados.

—Mentira. —tapujaron mis labios con rabia.

No tardé en encontrar la abertura que permitirá desplegar la ventana, nada más correrla me asomé contemplando a Helio. Sus acciones me sorprendieron, me sorprendió la manera tan delicada que acogía las flores del lugar. Antes de poder lanzarme al posible charco de barro que daría inicio a nuestra conversación formulé unas cuantas palabras para poder comenzar.

—Buenos días —grité observándole.

Ni su anatomía ni sus acciones cambiaron de posición. Dudaba demasiado que mi grito no hubiese sido lo suficientemente alto para no llamar su atención, únicamente me ignoró como si fuera una hoja recién caída a un charco. Volví a suspirar no sin llevar una de mis palmas a la frente, cogí aire no sin antes detenerme para apreciar el aire fresco que inundaba aquella mañana. Por unos instantes me sentí realmente relajado.

—Helio —hablé con un tono alto— te pediría amablemente que no me ignorases —dije recostando mis extremidades por el marco de la ventana.

Cuando observé su cuerpo levantarse mis esperanzas alcanzaron el nublado cielo que hoy se presentaba, sin recibir una correspondencia él se encaminó al interior del edificio volviendo a ignorar mis mensajes. Relajé mi ceño, podría llegar a tolerar una e incluso dos rechazos a mis palabras, pero con él debía tener verdadera paciencia. Circulé marcha atrás donde acto seguido cerré aquella chirriante ventana, quedé unos minutos observando aquella bandeja y mis tripas rápidamente reclamaron aquellos manjares.

Obedeciendo mis deseos comencé a comer tomando mi tiempo para degustar el manjar, reconocía que llegaba al extremo de la excelencia pero sería excederme. Tenía buen sabor pero he podido tener el privilegio de tomar mejores platos; entonces sentí una pequeña pero extraña paz en mi habitación, normalmente a estas horas tenía a mi mujer gritándome por mi dejadez paternal y a mis reclutas quejándose de niños quienes les ganaban en cada combate. Pero aquella mañana, se sentía confortable.

Fue entonces cuando la puerta de mi habitación se abrió con tanta fuerza que acarree una sensación de angustia por inundar mi espacio personal. Tal la posición en la que me quedé contemplé a Helio observándome con un rostro verdaderamente muerto, me dio a pensar que sí escuchó mis reclamos. Tragué el café contenido en mi boca para después saludarle con la palma de mi mano, saludándole con amabilidad.

—¿Por qué sigues aquí? —me cuestionó— desde ayer por la mañana estuviste prácticamente encerrado. ¿Qué te impulsa a quedarte en este lugar? —.

Tomé mi tiempo para la respuesta, si bien era cierto que desde mi llegada no tuve ocasión ni de salir ni de probar un mínimo alimento por alguna razón, y podría haberme ido como si nada hubiese pasado.. mis impulsos a quedarme empapaban mis ideas. Carraspeé donde después abrí mi boca para derrochar las palabras;

—De eso deseaba hablar contigo.. —.

Su conducta se tragó mi lengua, me llevé grandes sorpresas por la poca esperanza que tenía en mis posibles planes.. y en la poca confianza que poseía en él mismo. Reposé la taza nuevamente sobre la bandeja para después ordenar a mi cuerpo levantarse, la sombría mirada de aquel hombre me recorrió con un poco de desprecio.

Y cuando quise hablar él volvió a salir de la habitación cerrando de un solo movimiento. Nuevamente me quedé en aquella habitación desolada, yo era demasiado conocedor de lo difícil que llegaría a ser convencerle para que trabajase a mi lado. Pero por alguna razón mis esperanzas seguían sobrepuestas sobre aquel personaje; de un impulso me encaminé a la puerta la cual desplegué con unos rápidos movimientos. Al observar el pasillo divisé a Helio girando la esquina, esta vez no me dejaría con la palabra en la boca.

Con unos aligerados pasos comencé a seguirle el rastro, si bien le quería, yo debía mostrar mi actitud de siempre. Cuando gire aquella esquina únicamente vi a sus reclutas trabajando en el lugar, le había perdido completamente el rastro y aquello me quemaba más que un Slugma.. suspiré. De pronto escuché cómo alguien tomaba un sorbo a lo que parecía una taza, giré mi anatomía divisando a un recluta descansando en la pared.

—¿Busca al jefe?. —musitó indiferente.

—Sí, exacto —asentí esperanzado.

—Está de camino a su habitación, siga las pequeñas marcas de las paredes y lo encontrará. Dese prisa si quiere alcanzarlo —habló.

De nuevo aligeré mis pasos comenzando a buscar aquellas marcas de las que me habló aquel joven; eran dificultosas de encontrar pero con un poco de paciencia se dejaban mostrar. Y fue entonces cuando vi una puerta cerrarse, con un gran paso me acerqué hasta ella donde al acto la desplegué, dándome vista a Helio quien su cuerpo estaba parado frente a un gran portal. Su rostro se giró mirándome paralizado, ambos no esperábamos ninguno de los eventos presentes.

—¡Que haces aquí! —gritó con abundante furia.

—Tú no te escapas —hablé adentrándome, dando acto al agarre de su muñeca.

—No me toques —refutó haciendo fuerza por liberarse.

Indirectamente creó un impulso en el que ambos caímos directos al portal. Solo pude recordar un gran brillo engullir nuestros cuerpos para después convertirlos en un silencio roto y una vista ennegrecida; pero afortunadamente no era el día de mi muerte y pude abrir mis orbes como siempre, contemplando frente a mí a la persona con quien caí a un mundo muy extraño y de aire triste. A un mundo donde solo el silencio reinaba y la melancolía se respiraba... Caí junto a Helio.

Caí junto con una mirada capaz de ver el mundo arder y nunca arrepentirse de ello, caí con una expresión capaz de transmitir la culpabilidad de muchos crímenes pero del que jamás se sospecharía de él, caí con una persona poseedora de cantidades de secretos y susurros dichos en su momento mas no tener miedo a contarlos como si de pequeños relatos insignificantes se tratasen.. caí con una persona capaz de rechazar una muestra de afecto u de esperanza como un escorpión rechaza a una cría caída.

De aquello pude llegar a darme cuenta.

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Y esto sería todo, espero que os haya gustado ^*^

Mil disculpas por haber tardado tanto en actualizar pero no tenía hilo para tejer en esta historia, espero que esta parte os haya gustado tanto como a mí escribirla <3

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⏰ Última actualización: Aug 11, 2019 ⏰

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