独奏 ，kth

SØLO 「 ✑ 01 」

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Con mis latas de soju, iba embriagándome cada vez más sin ganas de hacer algo por mi vida.

Porque ya la había perdido.

Relamí mis delgados labios con el adicto sabor de la bebida alcohólica que acabo de beber.

Pero más adicto era el sabor de ella.

Mordí mi labio enfurecido y con la tristeza abundando en mi mente, sintiendo la jodida soledad que una vez sentí desde su partida.

Desde el día que ella confesó un secreto que no quería aceptar.

Mi vista vagaba hasta visualizar el baño, no era malo tomar una ducha y si era posible, olvidar mis problemas.

Tomé una toalla y me encerré en el baño, comenzando a desnudarme y comenzar a observar poco a poco mi piel color canela...

Una parte de mi donde dejó sus besos.

Un estúpido recuerdo.

Quité las últimas prendas que seguían en mi cuerpo y abrí el grifo esperando en menos de un segundo las gotitas de agua fría impactar con mi cuerpo.

Apliqué el shampoo en mis manos y las ubiqué en mi cabellera azabache, dando pequeños masajes para que el shampoo hiciera su efecto en mi cabello.

Después de lavarlo, el jabón recorría mi piel al ritmo de "Watch", exacto, esa melodía melancólica con la voz de Billie Eilish.

Mi voz ronca se lucía cantando la letra de aquella canción con la cual me sentí identificado desde la primera vez que la escuché.

Esa llama que causó ella en mi, eso me recuerda a ella.

El jabón seguía haciendo su pequeño y lento recorrido en todo mi cuerpo para que al finalizar todo, el agua volviera a invadir mi piel.

Después de mi baño, propuse en vestirme con un polo holgado gris y con unos pantalones cómodos del mismo color.

Antes de conciliar el sueño lancé una última mirada hacia la ventana; la noche era oscura y la existencia de las estrellas era casi nula en ese tiempo, lo único que visualicé fue la luz de la Luna que alumbraba cierta parte de mi habitación. La luz de aquel satélite era aquella atracción que una vez tuvo SoMin antes de lo ocurrido, y yo sólo me dedicaba a admirarla por su belleza como mujer.

Ella tenía una sonrisa increíblemente bella y contagiosa, las pequeñas arrugas que se formaban cerca de sus ojos al formar una sonrisa y el brillo de esas pequeñas ventanas que me daban una vista a su alma, una que me enamoró pero era falsa.

Esa noche me observó sonrojada al descubrirme que mi mirada se centraba en ella, yo me acerqué lentamente a su cuerpo y susurré sobre sus labios un "te amo". Seguía mirándola fijamente esperando su respuesta, ella respondió lo mismo un poco nerviosa por mi atrevida confesión.

Sonreí con ternura y probé sus labios que me hacían llegar al paraíso y sentir la suavidad de éstos como si fueran un algodón de azúcar.

Después de todo, ella y yo sabíamos que el mentiroso, corrección, pequeña mentirosa, resultó ser ella.

Pero no podía evitarlo, la quería cerca de mi.

Parpadeé un par de veces negué ante ese recuerdo, le di la espalda a aquel brillo bello dejándome derrumbar otra noche más en la oscuridad.

A parte de que era un recuerdo estúpido, era uno malo.

Un mal recuerdo.
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