Decidida a morir.

Las tres de la mañana. Aún no he podido conciliar el sueño. Los ojos me pesan, amenazan con cerrarse. Los mantengo bien abiertos; ellos están cerca, no puedo cerrar los ojos o me atraparan.

Tic,tac , tic, tac...

El sonido del reloj penetraba en mis orejas, maldito reloj. Un sonido insoportable. Silencio. Ya casi llegan.

Tic, tac, tic, tac...

Tres y media de la madrugada y sigo aquí. Ellos no han venido. He decidido ir por ellos, ya aguarde mucho.

Tome mi navaja, la que me hundió, ayudo, la que estuvo siempre conmigo en todo esto. Le agradezco por todo. Es una imbécil y la amo, fue la que menor daño logro hacerme.

He vuelto, ya. La navaja otra vez cortaba mis brazos, mis piernas... Se encontraba con las cicatrices que ella había dejado semanas o días atrás. Joder, llegaron.

Ya era hora. Voces se apoderaron de la habitación oscura apenas iluminada por la luz de la luna. Manos llenas de sangre tiraban de mi cabello y mis prendas de vestir.

Ya esta. Te llevaremos con nosotros. Tú y tu alma se pudrirán en el infierno. Hemos llegado...

Voces que me atormentaban desde siempre, y ahora estaban ahí.

No luche contra los brazos que me apretaban fuerte, pero si con las voces. He empezado a gritar, todo lo que había querido gritar desde hace años.

Pensé que me llevarían rápido, pero eran como los humanos, como todo; disfrutaban verme sufrir. Mis heridas sangraban y la navaja estaba cerca.

Lo haré. Me libere de la manos, tome mi preciada navaja y la clave en mi cuello. Las voces gritaron. Las manos huyeron. Todo estaba negro, la voz de mi madre...

Tic, tac, tic,tac...

Abrí apenas los ojos, una luz blanca me sego.

-¿Que coños paso? - sabia que me iban a responder. Ayer intentaste suicidarte.

-Ayer te suicidaste.

No me esperaba esa respuesta. Lo he logrado, por fin. Ya no más voces...

Te equivocas aún seguimos aquí, siempre contigo.