»único.

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Hace unas horas que solo se oían tosidos y algunos llantos incesantes, y los chicos estaban algo inquietos. No podían dormir, y no era de menos, pues ya casi había terminado la penumbra de la noche; eran las 5 de la mañana, y las toses habían empezado a las 2 de la madrugada.

Ya no sabían cómo iba a ser el día, ya que no habían dormido casi nada, y seguir sus horarios ocupados sería un infierno.

Poca fue la sorpresa que los 6 chicos sintieron al salir de sus habitaciones, ahora individuales, todos a la vez. Se miraron entre todos, buscando al restante. Al principio no tenían idea, ya que, gracias al estar despiertos, con la luz apagada y mirando al techo sin moverse, sus sentidos tampoco estaban muy agudos, que digamos.

Unos pocos minutos pasaron y se escucharon las toses de nuevo, y ahí comenzaron cada uno a espabilar.

— Es Yoongi, ¿No? — Pregunta el menor de los 7, rascándose la nuca algo desubicado.

Niñito irrespetuoso, se dice Yoongi-hyung, respeta a tus mayores, cielo.

Ahem, bueno, sigamos.

— Creo que sí... — Murmura Namjoon, claramente no muy despierto aún.

— No quiero ir. La última vez casi me tiró su cesto de basura, con papeles y todo... No quiero ni imaginar si es que llegara a agarrar la lámpara del velador. —Dice la esperanza del grupo, Hoseok, tembloroso.

— Iré yo. — Murmuró sin problema Seokjin, suspirando al ver la cobardía del resto.

Qué ironía.

Entró sin siquiera tocar la puerta, viendo a su menor sentado en la cama. Había sacado las sábanas y mantas y se las había puesto encima, y no paraba de estornudar ni toser.

Seokjin encendió la luz, para luego acercarse, cual madre a su hijo, y acariciar su mejilla.

— ¿No te sientes bien, eh? Tranquilo.

Yoongi no respondió. Simplemente volvió a agarrar un pañuelo y se sonó la naricita. El pucherito no desaparecía de su semblante. Seokjin notó lo coloradito que estaba, y se acercó más.

En vez de darle un besito en los labios como era normal entre ellos...

Porque sí, todos ahora se comportaban amorosamente con Yoongi, y a él tampoco le molestaba, mientras le cumplieran sus caprichos, como acariciar su sedosa cabellera o su adorable pancita...

Volviendo. Seokjin apoyó sus labios sobre la frente de su menor por unos momentos, y luego abrazó a su Yoonie.

— Déjame ir a buscar algún remedio, ¿Si? Sejin nos dejó por si nos enfermábamos... Y no creo olvidar jamás cómo me explicó para qué era qué.

Yoongi asintió, con una pequeña sonrisita. Seokjin se alegró al verle, y se levantó.

— Los demás quieren verte también. ¿No te molesta?

Vió al menor mover su cabecita, negando.

Abrió la puerta y dió paso a sus somnolientos menores.

La habitación se volvió tan ruidosa como si fuera pleno día. No era tan importante que fuera de día para hablar y bromear.

»kitten. - bts×yoongi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora