Sally

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Voy por la carretera contemplando las luces de los automóviles reflejándose en mi parabrisas. Regreso a casa tras haber visitado a mi hermano y a su esposa, la policía vino a hacernos más preguntas para que de alguna manera tengan mejor suerte encontrando a Sally.

Las mismas preguntas de siempre, las mismas respuestas de siempre.

A mi no se sorprendió el darme cuenta de que no han avanzado ni un poco con la investigación, pero mi hermano no quiere darse cuenta de ello, y la verdad no lo culpo. En una situación como en la que esta él ahora, cualquiera lucharía por aferrarse a cualquier rastro de esperanza, por muy diminuto que sea. Caen en el autoengaño y en la ignorancia creyendo cualquier mentira que les permita mantener una ilusión, aferrándose a ella como si fuera una cuerda protectora de la cual, si llegarán a soltarse, caerían precipitadamente a un negro y profundo abismo de locura y desesperación.

Comprendo que en su situación cualquiera haría lo mismo, sin embargo, no puede estar tan ciego y seguir aferrándose a las mentiras de estos charlatanes en lugar de buscar alternativas que realmente puedan brindar resultados.

Mónica y yo hemos llegado a discutir la opción de contratar a un detective privado, y ciertamente no me atrevo a mencionar la opción de que quizás no siga con vida.

Han pasado cinco meses desde que la pequeña Sally desapareció, y los oficiales no tienen absolutamente nada. Ni un solo sospechoso, ni una sola pista. No tenían la más mínima idea de dónde o que cosa buscar. No han hablado pidiendo recompensa por ella, no hay rastros de que pudo haberle sucedido.

No han logrado absolutamente nada, solo se mantienen preguntando cosas a la familia y a los vecinos, a la gente de su escuela, siguen perdiendo el tiempo, pidiendo que realicen más tramites y les den más dinero para explotarlos y mantener la imagen de que son "personas capaces", pero no es verdad, ellos no sirven de nada.

Hoy vi a mi hermano peor que nunca. Mientras los oficiales les recitaban las mismas malditas preguntas de siempre, el trataba de responder con la voz quebrada y temblorosa, intentando transmitir una imagen de estabilidad, sin embargo tartamudeaba y le costaba formular oraciones completas.

Entonces se derrumbó, no pudo resistir más y se soltó en llanto, sollozando mientras se doblaba sobre sí mismo, le fue imposible continuar con las preguntas y Mónica tuvo que consolarlo lo que quedo del día.

En todos los años que tengo de conocerlo jamás lo había visto tan devastado, destruido. Él normalmente es un hombre recto y firme, que sale delante en las dificultades más extraordinarias, siempre encontrando el lado bueno de las cosas, apoyando a los demás brindándoles un poco de su fortaleza. Contemplar la escena es una de las imágenes más deprimentes del mundo, un gran muro de piedra reducido a escombros.

En verdad me parte el corazón verlo sufrir de esta manera, mi hermano desde siempre ha sido la persona que más quiero en el mundo y detesto el tener que verlo de esta manera. Si pudiera simplemente haría aparecer a mi sobrina y se las llevaría a mi hermano y su esposa para que terminara toda su preocupación y su miseria, para que pudieran volver a ser felices y volvieran a ser las personas que siempre han sido, volver a ver al hombre siempre sonriente y alegre que conocí toda mi vida, lo haría de verdad, pero no puedo, en verdad no puedo y eso me destroza.

Yo vivo fuera de la ciudad, jamás me ha gustado mucho esta y no me considero una persona muy sociable, y no me gusta para nada el ruido de la ciudad, prefiero la quietud y la calma que hay aquí.

Podría decirse que vivo de una manera muy solitaria, no hay vecinos en cerca de 20 kilómetros a la redonda y yo siempre he vivido solo. Nunca me case, y no recuerdo cuando fue la última vez que tuve una relación con alguien. Me han sugerido adoptar a alguien, pero honestamente no tengo interés en ello, siempre me ha gustado más mi estilo de vida sin nadie que se interponga.

Antes de entrar a la casa revisó las trampas que tengo alrededor para ver si no atraparon algo. Encontré tres ratas muertas. Al vivir en el campo, existen en abundancia, razón por la cual tengo trampas por todo el lugar para evitar que entren y comiencen a hacer agujeros en las paredes. Las libero de las trampas y meto los cuerpos muertos en un costal que llevo conmigo.

Abrir las siete cerraduras de la puerta es un ritual diario y bastante tedioso, pero es algo necesario, siempre he sido un hombre muy precavido y a pesar de que algunos creen que es exageración, pero uno siempre debe de ser cuidadoso con sus cosas. Además, al estar tan apartada y sin nadie que la vigilé, la casa siempre está expuesta a que alguien quiera entrar a robar, por lo que tomo muchas precauciones. Vuelvo a cerrar y me aseguro de que todo en la casa este donde debe de estar, revisó las cámaras de seguridad y ceno tranquilamente un sándwich mientras los pensamientos de serenidad hacen que me olvide por completo de los momentos de angustia que viví hace algunas horas en la casa de mi hermano.

Camino hasta el final del pasillo y abro el candado de la puerta que baja al sótano y la abro con un chirrido mientras las cadenas que la sostienen caen al piso.

Bajo lentamente las escaleras y me adentro en la oscuridad mientras el costal que llevo genera un golpe seco cada vez que baja de escalón.

A través de la poca luz que alcanza a entrar en la habitación, logro distinguir una figura.

Una silueta pálida y esquelética se aprecia entre la luz de la luna y las intensas sombras de la noche encadenada a la pared, la piel pegada a los huesos brindando un aspecto tétrico y fantasmal, los ojos están vacíos, sin vida.

Tiene un aspecto humanoide, pero debido a su estado parece más un espectro que una persona

Me acerco lentamente a la figura mientras introduzco la mano en el costal para sacar una de lo que se encuentra en su interior y la criatura levanta su cabeza y emite un leve gemido.

-Hola Sally, perdón por venir tan tarde corazón, he estado muy ocupado. Toma, te traje algo de comer...

SallyWhere stories live. Discover now