VII.

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Estábamos sentados en círculo en el césped de en frente de la facultad. Era nuestro primer día de universidad, veníamos de todas partes de España e incluso de otros países, y cada uno estaba más nervioso que el resto por los años que nos auguraban. "Hagamos una ronda de nombres y hobbies", sugirió una de las chicas. "Empiezo yo. Soy Álvaro y soy scout". "Yo Pablo, grabo cortos". "Yo Laura, soy feminista". "Yo Pilar, soy comunista". "Yo Víctor, y fumo porros". Reímos. "Yo Kawzar, se escribe K, A, W, T, A, R, y me gusta leer". La miré y sonreí, "Yo Alicia, y también me gusta leer".

Al cabo de un rato nos levantamos y fuimos andando hacia la estación de tren. "Cuando leí tu nombre en la lista de alumnos pensaba que eras un chico", le dije a Kawtar. Se rió. "Es el nombre de una sura del Corán. Significa abundancia". "¿Eres musulmana?", le pregunté. "No, pero mis padres y mis hermanas sí." Asentí.

Empezamos a pasar tiempo juntas. Vamos al cine los miércoles, que sale barato. ¿Has ido a esa librería de Tirso? De eso habla Nawal El Saadawi en Mujer en Punto Cero. No me creo que tú también lo hayas leído, es buenísimo. No puedo salir más tarde de las nueve, tengo que volver a casa. Podemos ir a la sesión de las seis. Hay un debate sobre los vientres de alquiler en Traficantes de sueños. Molaría viajar juntas. No he ido nunca a otro sitio que no sea España o Marruecos. Podemos ir a Londres. No puedo viajar sola. ¿Y conmigo? No puedo viajar sin mis padres. Ven conmigo a la reunión, te gustará. Luego podemos ir a jugar a los bolos. ¿Vamos a tu piscina con estos? Acompáñame fuera, que me llama mi madre y le he dicho que solo estoy contigo. ¿Sientes algo por él? No puedo.

Me giré en el asiento del tren para mirarla. "¿Cómo que no puedes?" Se encogió de hombros. "No es rifeño, ni siquiera es musulmán". "¿Tiene que ser musulmán para gustarte? Si ni siquiera eres creyente". "No, pero tiene que serlo para que mis padres lo acepten. Si me pillan con un blanco...". "Si te pillan con un blanco, ¿qué?" Suspiró. "Podrían llevarme a Marruecos y quitarme el pasaporte. Me harían un test de virginidad. Me obligarían a casarme con un rifeño." "Pero eso no es realista, puede ser que nunca encuentres a un rifeño que te guste. Y que sí encuentres a un blanco que te guste." "Ya, pero da igual." "No da igual. Es tu vida." "Y es mi familia."

Llegué a casa y se lo conté a mi madre. No me lo podía creer. Una chica de mi edad, estudiando en la universidad, que había nacido y crecido en Madrid, con unos padres que votaban a la izquierda, afiliada a colectivos políticos y con una postura claramente feminista... Resignada a una vida opresiva. No era posible. "¿Y si abandonas a tu familia?" "¿Cómo voy a abandonar a mi familia? Son mi vida." "Pero una vida así no es vida." "Es mi familia."

Le mandé un mensaje. Siento si te he presionado antes, Kawtar. Gracias por confiar en mí y contarme todo esto, no tenía ni idea. No te preocupes, Alicia, es normal que no lo entiendas. Tu vida es completamente diferente. Me tienes aquí para lo que sea, Kawtar, te voy a apoyar tomes la decisión que tomes. Gracias.

Seguimos yendo al cine, comprando libros en la librería, yendo a debates sobre política, compartiendo libros, le hablé de mis viajes, jugamos a los bolos, pasamos tardes y tardes en mi piscina, me preguntaba por mis parejas y yo le prometía que le estaba buscando "a un rifeño feminista e inteligente". Se reía. "No hay rifeños así". Me fui de Erasmus y ella se quedó en Madrid, terminamos la universidad y me marché a trabajar a Alemania. "¿Le has hablado a tus padres de la posibilidad de hacer el Máster de Estudios de Oriente Medio en Líbano?" "Sabes que no puedo irme sola." "Tienes veintidós años." "Da igual." "No da igual." "Alicia."

Un par de meses después me llegó un mensaje suyo. Te invito a mi boda.

"Kawtar..." "Todas mis hermanas están casadas menos yo. Y no soy la más pequeña." "Da igual lo que hagan tus hermanas." "No da igual." "No te cases con él." "No tengo alternativa." "¿Y tu vida, qué? ¿Cuándo vas a terminar de estudiar? ¿Cuándo vas a trabajar? ¿Irá él contigo a Líbano? ¿Te dejará ser profesora de universidad? ¿O te encerrará en casa para que tengas hijos?" "Alicia." "¿Alicia, qué? ¿Que da igual? Nos conocemos desde hace casi cinco años. La única diferencia entre tú y yo son nuestras familias. Eres listísima, interesantísima, podrías vivir una vida increíble. No le debes tu libertad a nadie, tampoco a tu familia. Tú no puedes resignarte a esto." Colgó el teléfono.

Terminé mi estancia en Alemania y viajé a Bruselas. Luego a París, a Ámsterdam y a Londres. Me contrataron en la Unión Europea, conocí a gente de todo el mundo, leí, estudié, tuve sobrinos. Me reuní con los de la universidad y ella no estaba. "¿Sabéis algo de ella?" "Creo que tuvo hijos hace unos años.""¿Pero la habéis visto?" "No." Mi padre enfermó, y pedí el traslado a Madrid. Conocí a la mujer de mi vida, y al cabo de un año nos prometimos.

Te invito a mi boda.

No respondió.

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⏰ Última actualización: Aug 13, 2019 ⏰

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