En la vida de Nico

1.Infancia

Mis recuerdos comienzan con un estúpido juego de niños en la granja de mis tios. Estaban Jon, Catalina y el odioso de Jorge, apuntandome y riendo por que no les permití pisar unos caracoles, creo que tenía 3 o 4 años. Mis primos, todos mayores por 2 años, todos unos idiotas, como la mayoría de los familiares que recuerdo.
Odiaba ir de visita donde mis tíos, no por ellos, no por la granja, si no por Jorge. Le encantaba sentirse superior a los demás, ser el héroe de la historia y si le llevabas la contraria, pues, sólo decía su frase "al lodo bobo". Jorge es el más alto del grupo, si bien tenemos la misma edad, el universo se encargo de, no sólo hacerme pelirrojo y pecoso, si no que también delgado y bajo. Mientras que el tenía su cabello como su madre, de un tono negro azabache y ojos azules como su padre, y como muchos por ese lado de la familia. Jon y Catalina son gemelos, los típicos niños que ves en los emboltorios de pañales para bebés, rubios con una sonrisa perfecta de tes blanca y ojos verdes, ambos tenían el mismo corte de cabello, como si les hubieran puesto un balde en la cabeza y hubieran cortado, siempre lo encontré sumamente tétrico, y vivían cerca de mí casa y, aunque pasábamos más tiempo juntos por la escuela y la estupidez de ser vecinos, siempre que veían a Jorge su actitud cambiaba. Odiaba esos días, odiaba sus miradas y como molestaban a todos los animales de la granja solo por que era divertido.
Cuando cumplí diez años, llegando la separación de mis padres, vino el mejor momento de mi vida.... Que? Ah verdad, se supone que debemos sentir tristeza de esos momentos, la mayoría de la gente pensaría eso, para mí fue un alivio. Con mamá nos mudamos a otra ciudad y no tuve que volver a ver a esos idiotas. Con papá manteníamos una comunicación normal, si pueden parecer normales las cartas exclusivas para cumpleaños y, por alguna razón, para halloween.
La nueva ciudad era enorme, la gente se ignoraba y pasaban caminando de un lado a otro sin tomar en cuenta si chocaban con alguien o no, preocupados de sí mismos y de que nueva públicacion hay en instagram. El foco del asco de la existencia humana, la gran metrópolis, donde nadie importa, nisiquiera Jorge, ni los caracoles y mucho menos yo.
Mamá alquilo un pequeño departamento, estaba bien solo para los dos. Mi habitación era minúscula, una ventana, un escritorio, mi cama y un closet, que mas podría pedir. Antes de irme los tíos me regalaron un cactus, para que no olvidara lo verde de su granja supongo. Dijeron que era un tradición ponerle nombre a los cactus, así que seríamos mamá, yo y Larry.
La vida en la nueva escuela tampoco estuvo tan mal, la universidad, sin contar el echo que me encontré con el imbecil de Jorge nuevamente a ido bien. Eso es todo.
-uhm... Ese es el resumen de tu vida? Eso es todo? Faltan algunos detalles, no puede ser que estés hablando conmigo solo por que Jorge mató unos caracoles, o por que lo volviste a ver en la universidad y lo haz evitado desde entonces, necesito que te abras conmigo, o estas sesiones no tendrán sentido Nicolas. - mi psicólogo, el doctor Francisco Molina, o doctor sonrisa como le llaman las secretarias, doctor pancho como lo llaman los demás, el loquero como le digo gentilmente. En la universidad mi maestra de literatura pensó que sería buena idea venir y hablar con él, según que no es normal que bajaran mis calificaciones y que ande escondiendome por el campus. Y aquí estamos, vine por cordialidad con la maestra Lucía, no por que realmente crea en estas cosas. - sería ideal que me contaras con más detalle y con más tranquilidad sobre tu vida en la ciudad, o  como te va en la universidad, o bueno, ya sabes.... Hablar sobre Jorge o la nueva pareja de tu madre... - insistió el doctor sonrisas mientras me dedicaba una, algo tétrica- aunque para ser primera visita estuvo muy bien, supongo que con el tiempo te relajaras, aunque este monólogo sobre tu niñes me a ayudado a conocerte un poco mejor, espero verte la semana que viene. - me extiende su mano y le recibo el apretón-
-ah, esto va a continuar? Es necesario?
-pues son diez sesiones las que debemos tener, pero obviamente, tu eres un adulto y estás libre de elegir si vienes o no...

Consultas con loqueros, mi madre y el estúpido Daniel y ahora además Jorge en la universidad, que mas tengo que soportar?...
Muchas veces decimos eso sin esperar que pase nada, y así debió ser, pero aquí estoy esperando que la luz cambie a verde y dejen de pasar los automóviles y en la otra esquina está el, Jorge.