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Salvavidas 2 (Korrasami)

Asami

Trabajo trabajo trabajo...

Desde que soy la directora de la compañía Sato siempre es así pero esta semana pasada fue el triple de trabajo.

Ciertamente es algo que me gusta pero también necesito un descanso. Opal me había mencionado acerca de ir a la playa pero no sé, el calor ni es algo que me guste mucho.

Pero al final me convenció, al final vacaciones son vacaciones y en mi caso rara vez tengo unas.

Tuvimos muchas opciones Santa Mónica, San Diego, hasta Laguna Beach pero al final ganó Malibú esas vistas se ven increíbles así que decidimos ir para probarlos nosotros mismas.

El viaje duro un par de horas, música a todo volumen, equipaje ligero y mucho bloqueador. Mi piel no se puede dar el lujo de quemarse jeje.

Llegamos en la tarde así que solo nos instalamos en el hotel y cenamos algo. El siguiente día iba a empezar la diversión.

- ¿Crees que encontremos chicos guapos? -
Me pregunta Opal tirándose en la cama recién bañada.

- Estamos en una playa creo que hombres y mujeres guapos estarán de sobra. -

Le dije hojeando una revista y riendo suavemente.

- ¿Y crees que uno para llevar? -
Me dice con esperanza.

- Lo dudo, si acaso sería una noche...o unas horas, cómo pretendes mantener algo con alguien que vive casi 3 horas de nuestra casa sin que todo se complique? -

Le pregunté acostándome a la par de ella viendo el techo.

- No se, hay personas que valen la pena al instante - Me dijo un poco triste.

- Bueno de ser así, ahí vemos pero por el momento solo piensa en cualquier persona que conozcas como algo de un rato -

- Será más fácil cuando nos vayamos -
Le dije acariciando suavemente su mano.

- Bueno, si va hacer Aldo de un rato. Tendremos que ser de las mujeres más sexies que pisen esa playa -

- Con mucho gusto -
Y nos reímos hasta que nos doliera el estómago.

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Nos levantamos como usual, desayuno ligero y luego buscar los bikinis perfectos para lucir esas curvas.

Opal optó por un bikini verde y yo por uno rojo. Nos llevamos un pequeño bolso con las cosas necesarias.

Encontramos un lugar decente y tranquilo dónde teníamos vista de todos en la playa.

Opal parecía como si necesitara un balde para todas las babas que se le salían por cada hombre sin camisa que pasaba.

Claro estaba en modo cacería y no la culpo. Yo en mi caso me puse mis lentes de sol y me senté relajándome. Cuidando el tiempo por el sol.

Todo iba tranquilo y con paz hasta que escuché un grito. Bueno todos en la playa lo escucharon yo creo.

Al parecer venía del muelle, me preocupe y ya iba ayudar cuando ví a una morena correr furiosamente.