Sinopsis

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3 de Octubre.
Me desperté alarmada por el escándalo que se estaba formando fuera de mi casa. Me quedé en silencio durante unos segundos agudizando mis oídos para intentar saber que sucedía. Poco a poco esos sonidos se fueron acercando cada vez más a mi casa, hasta darme cuenta de que eran sirenas de policías y ambulancias lo que estaba formando todo el revuelo. Miré al reloj que había en mi mesilla y marcaba las cuatro de la madrugada, ¿que habría pasado? Wildwood era un pueblo muy tranquilo no solían haber robos ni problemas de ningún tipo, era muy pequeño y nos conocíamos todos. Cogí la primera sudadera que vi y me la puse por encima del pijama, salí sigilosamente de mi habitación intentando no despertar a mi madre pero nada más bajar unos escalones de la escalera que conectaba con el salón la vi en la puerta principal, hablando con unos policías.

-Muchas gracias por contármelo, señor.- su voz lucia apagada y triste.

-De nada, es nuestra obligación. Sentimos mucho lo que ha pasado. Buenas noches y esperamos que pueda descansar lo que queda de noche.
-Los policías estaban a punto de irse, hasta que bajé lo más rápido que pude los escalones.

-Hola buenas noches, ¿qué ha sucedido?- mire por detrás de ellos pero como eran altos y robustos solo conseguí ver la ambulancia y unos cuantos coches de policía -¿Por qué hay tantos coches de policía y una ambulancia?

-Hemos venido ha comunicar que ha habido un suicidio. Según nos han dicho, vuestra familia era muy cercana a la de la fallecida.

No escuché nada más de lo que dijeron porque salí directa a los coches de policía y la ambulancia. Mi madre gritaba por detrás de mi, mientras me pedía que volviera a casa, pero yo solo quería asegurarme de que mis sospechas eran erróneas.

Entré a la casa que estaba rodeada de cintas amarillas que ponían claramente que no pasara, pero no me importó lo más mínimo.
Había estado en esa casa toda mi infancia y sabía dónde estaban todas sus habitaciones. Fui corriendo al baño, después a la cocina y así hasta llegar a su dormitorio y justo como imaginé, ahí estaba Emma Scott, mi mejor amiga desde que teníamos 3 años, estaba tirada en el suelo con un bote de pastillas casi vacío en su mano.

No podía respirar fácilmente, no podía creerlo, es más, no quería creerlo. Habíamos pasado de todo juntas; cuando se le rompió su muñeca favorita, cuando mis padres se separaron, cuando nos salió nuestro primer grano... Todo lo superamos juntas, ¿porque tendría que suicidarse? Ella no es así, bueno, ella no era así. Emma era la típica que siempre sonreía, hasta los lunes a primera hora cuando nos tocaba química y nadie quería dar la materia, ella era la primera en dar los buenos días a todo el mundo. Era la única que podía sacarme sonrisas cuando estaba llorando. Ella era única, ¿por qué haría algo así? ¿por qué nunca me dijo que se sentía mal?

Me acerqué a ella y me fije en unos moratones que tenía en las muñecas y los brazos que no recordaba haberlos visto antes. Justo cuando iba a acercarme más entró alguien en la habitación.

-Lo siento mucho pero no puedes estar en el lugar de los hechos, tienes que salir ahora mismo- un policía me empujó suavemente fuera de la habitación pero no iba a dejar a mi amiga allí sola así que le di un empujón y volví a dentro. Unos forcejeos más tarde, salí de la casa casi arrastrada por el policía. Fuera encontré a mi madre que me dio un abrazo nada más verme.

-¿Por qué ella, mamá? No lo entiendo, ella nunca haría eso,ella no era así- solo podía sollozar no me salían las palabras. - Déjame un momento sola por favor - no vocalizaba muy bien pero ella lo entendió.

-No puedo dejarte sola ahora mismo, sé que duele cariño mío, lo sé pero no te hará ningún bien afrontar esto sola.

-Te prometo que dentro de veinte minutos estoy en la casa, solo necesito tomar un poco el aire, yo sola.

-De acuerdo, pero si no vienes en veinte minutos iré yo a buscarte ¿vale?- hice un ademán con la cabeza y me fui andando lo más rápido que pude al parque donde solíamos estar Emma y yo. Al llegar me senté en el banco donde siempre nos quedábamos por las tardes hablando de cualquier chorrada que se nos pasara por la mente.
¿Por qué lo hiciste? Esa pregunta rondaba mi cabeza una  y otra vez, pero era imposible que ella hiciera algo así. Vinieron a mi mente los moratones que vi en sus brazos, ¿y si no había sido un suicidio si no un homicidio? Tendría más sentido que lo que dicen los policías, pero ¿quién le haría daño a Emma? No lo sabía pero tenía claro que el culpable iba a pagar por lo que le había hecho a mi mejor amiga.

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⏰ Última actualización: Aug 14, 2019 ⏰

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Abigail Donde viven las historias. Descúbrelo ahora