Un dolor intenso visto de cuatro formas

Un atrevimiento osado

Uraraka es una chica muy energética de todas las del salón, su ánimo por apoyar a sus compañeros y compañeras la hacen ver como una chica agradable y querida por todos, aunque no todos los de su salón el chico de cabello rubio cenizo es una persona de pocos amigos y desde su punto de vista él puede que la personalidad de una chica alegre no le guste para nada. Ya que han tenido roces desde que empezaron a ser compañeros desde el año pasado pocas veces se han intercambiado palabras o casi siempre cuando lo hacen tienen más roces que palabras amables de respuesta.

Aun así, a ella no le importa porque ha caído en cuenta que algo de ese chico le llama la atención, admiración por ser muy bueno en deportes y los estudios, o su forma de ser tan reservado y filoso con cada palabra que salga de su boca. Pena le da decirles a sus compañeras de que se ha enamorado de él porque no es el tipo de chico que muchas chicas se enamoren y más si es Ochako.

Su corazón empezó a anhelarlo desde la vez que él le dirigió unas palabras amables en el día del festival de U.A donde casi todos los estudiantes tenían que participar en representación de su salón, ella pertenecía a los del grupo de campo traviesa donde tenían que ser de los primeros en llegar a la meta mientras se adentraban en todo obstáculo que habían construido los días anteriores. Fue muy duro para los que tenían que pasar por ahí, hasta algunos optaban por rendirse y ser descalificados, pero ella no lo fue aun estando tan cansada y herida de su pie izquierdo que la hacía cojear estando más cansada por dirigir su peso al pie contrario no quiso dar por finalizado todo lo que había recorrido. –Ya casi... - Demasiado cansada para decir alguna palabra solo lo hacía para echarse ánimos dando alguno que otro paso con dificultad finalmente cayo de rodillas.

Le iba a fallar su salón. Había tomado ventaja en el circuito de salto, pero al estar sobre sus rodillas sabía que no faltaba poco para que el que venía detrás de ella la pasara. Por algo decían que para las chicas iba a ser difícil participar en este grupo, pero ella no quiso hacerles caso acerca de eso. Las ganas de participar eran más grandes que la dificultad de recorrer ese campo.

Aguantaba las lágrimas con fuerza si lloraba realmente todo su esfuerzo se iba a ir a la basura, así que doblo su pierna para apoyar su brazo sobre este y levantarse. Pero, su brazo le temblaba del cansancio que su cuerpo emanaba al hacerla respirar con dificultad teniendo que abrir la boca para ayudar calmar a su respiración. Tomo una bocanada grande para hacer el esfuerzo otra vez aun oyendo que alguien pisaba las hojas de los árboles que estaban sobre el sendero se levantó rápidamente, pero no empezó a correr de una vez por un leve mareo que sintió.

-Pero, ¿qué demonios crees que haces? –Una voz, esa voz muy conocida en su salón de ese chico de ojos carmesí que gritaba a todo mundo. Bakugou Katsuki era quien venía detrás de ella y la había alcanzado.

-Bakugou-san... -Dijo ella, apoyada en un árbol por el anterior mareo que sintió y no caer nuevamente. Había recordado que por lo menos de su grupo tenían que pasar la meta dos para que clasificaran –Lo siento, me maree un poco. Ahora seguiré. –termino aun estando cansada le dedico una sonrisa.

Expectante la vio que caminada con dificultad, vio que se alejaba aunque a una velocidad más lenta que con la que había comenzado por su pie así que la alcanzo y la detuvo jalando de su sudadera haciéndola caer sentada.

-¿Acaso eres idiota? –le grito, la chica tenía que elevar toda su cabeza hacia atrás para verlo realmente estaba exaltado y no sabía porqué. – ¿Llegar a este punto de seguir lastimándote con qué fin?

-Los chicos cuentan conmigo por eso me inscribí en participar para no defraudarlos. –argumento siguiendo al chico que ahora se colocaba delante de ella dándole la espalda.

-Aun así, eso no es razón para que te lastimes ganes o pierdas siempre te apoyaran, pero si te sigues lastimando solo porque quieres recibir un ''felicidades'' es algo estúpido. –soltó, poniendo sus dos brazos hacia atrás. -¿Necesitas que te envié una invitación o algo? ¡Sube! –la chica asintió y se estiro para apoyarse en los hombros del rubio para que este la cargara sobre su espalda. –Maldición sí que pesas... -finalizo con un gran esfuerzo de por medio.