D O N C E L

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El joven chico de cabellos castaños y ojitos oscuros como la llanura de un bosque nocturno, sollozaba bajito sin querer molestar a alguien. Si de por sí, ya estaba asustado como no tenía idea, sus manitas cubrieron su boca para que el llanto no se escuchará en la habitación, se hizo una bolita diminuta en el rinconcito más profundo de la gran y ostentosa habitación, escuchaba murmullos y alaridos detrás de la puerta, algunas risas y uno que otro grito desgarrador, eso solo le provocaba más miedo, pero no tenía de otra, ese era su destino, el cual, sus padres habían dicidido al venderlo a ese ser por unas míseras monedas de oro, a cambio el término casado con un Brujo mitad demonio. Ser un Doncel era algo sumamente importante en su mundo, aquellos hombres que tenían la habilidad de quedar encinta eran venerados y muy pocas veces valorados, ya que solo los veían como raros objetos que todos querían, por el simple hecho de que ellos soportaban mucho más llevar en su vientre a una pequeña vida, casi siempre eran vendidos o subastados al mejor comprador, que da la casualidad siempre eran seres con poderes sobrenaturales. Los cuales dicidian que los Donceles eran más resistentes para llevar a un hijo de ellos, sin importarles que mueriera en el parto, lo único que querían era a la criatura. Una manera vil y despreciable, pero no podía hacer nada en contra de eso, la sociedad mugrienta en la que vivía prefería hacer oídos sordos y ser ciegos, con tal de obtener algo a cambio, sin importarle que al que vendieran solo era un niño de apenas quince años.
TaeHyung era su nombre, un chico que apenas tenía los quince años cumplidos,  sus ojos eran muy peculiares, ya que estos siempre se veían más negros que la noche, incluso juraban que brillaba, su piel era tersa y algo acaramelada, por el color sumamente hermoso que dejaba ver, sus cabellos castaños oscuros, con rulos en las puntas. Solo un pequeño que al cumplir quince supo que era uno de los pocos hombres con la habilidad de engendrar una hermosa vida.

Esa misma habilidad lo había traído ahí, a esa gran mansión tenebrosa en la cima de la montaña más fría de su pueblo. La misma mansión que era habitada por un Brujo mitad demonio. TaeHyung sintió mucho miedo cuando supo que la fiesta de ese sujeto había terminado, porque la música y las voces cesaron y solo el silencio lo acompañó.— No por favor. —suplico en bajo, cuando la puerta se abrió, y un chico más grande que el, entro a la misma, usaba una túnica negra, ajustada a su cuerpo, botas del mismo color que le llegaban más arriba de los tobillos, sus cabellos igual de negros, los cuales caían por sobre su rostro. TaeHyung empezó a llorar en alto, sabía que nada bueno sucedería. Lo vio moverse por toda la habitación, parecía ignorarlo, tomaba de la copa de vino en sus manos mientras leía más de algo, así pasaron minutos, largos y tortuosos minutos para el menor. Lo vio cerrar el libro al igual que lo vio deja la copa vacía en la mesa de noche.

—Te quiero aquí, ahora. —ordeno con voz potente que lo hizo temblar. TaeHyung se hizo más pequeño de lo que podía, escondiendo su rostro en medio de sus piernas, él no quería nada de eso, solo quería esconderse entre sus sábanas para que nada malo le sucediera. Pero eso no iba a suceder, lo supo cuando fue jalado de sus cabellos hacia arriba, gimió por el dolor intentando soltarse— Eres un repugnante maleducado. —gruño el pelinegro con enfado, TaeHyung lloro más alto, le dolía mucho como lo estaban jaloneando.

—Po-Por favor no. —suplico, pidiendo con sus manos en modo de oración, abrió sus ojos hinchados por el llanto, miro a los ojos al más alto— Se lo suplico, no me haga daño. —muy en el fondo de su alma, sabía que era en vano suplicar piedad, porque los ojos grises del más alto lo único que le trasmitía era nada— T-TaeHyung se portará bien, n-no lo molestaré s-señor. —el agarre en su cabellera se intensificó, los sonidos de sus labios eran de sumo dolor, nunca nadie lo había agarrado con tanta fuerza, su pequeño cuerpo fue lanzado a la cama, quedó boca abajo, lloro como lo que era, un niño, sabía lo que iba a ocurrir, cerro sus ojos mientras los sollozos eran lo único que se escuchaba por toda la habitación. TaeHyung escondió su bonita carita entre las sábanas de seda, apretó sus manitas en puños esperando que algo sucediera, pero nada sucedió.

Doncel © |KookTae|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora