UNA MIRADA

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  • Dedicado a Irina Zapp
                                    

ONE SHOT

UNA MIRADA

La parte más difícil para Draco Malfoy era tener que encontrarse de nuevo con ella. Su imagen se le había estado apareciendo una y mil veces durante todas las vacaciones. ¿Porque ella le había hablado de esa forma? ¿Porque había clavado su mirada castaña en sus ojos grises, llenos de confusión y una arrogancia a medias?

Draco sabía que verla a lo lejos no iba a ser un problema. ¿Que iba a suceder cuando ella lo volviera a mirar y sus ojos se encontrasen?

Eso sería un verdadero problema.- pensó.

Durante todos los años que llevaba en Hogwarts jamás había pensado en ella. Jamas de los jamases hubiera siquiera imaginado que después de ese día iba a sentir miedo. De por sí su vida estaba llena de constantes miedos pero ahora se trataba de un miedo real, de algo que no podía controlar y es que un solo gesto tan estúpido... e inocente de Hermione Granger le había dejado temblando en todas las vacaciones.

Recordó que antes de salir del Colegio en el quinto año él se había ido a esconder para evitar las miradas y comentarios de las personas a su alrededor debido a la captura de su padre, Lucius Malfoy, por la Orden del Fenix.

Sabía lo que venía y no habría piedad para él ni para los suyos, estaba tan lleno de cólera, tensión, miedo y tristeza que su padre hubiera fracasado y con eso traer la ruina a la familia, que al encerrarse donde pudo solo se soltó a llorar.

Draco Malfoy lloraba. Nadie, ni sus mejores amigos, podía verlo así: derrotado. Los Malfoy ya no eran nadie entre los mismos mortífagos y ahora lo único que veía venir era la venganza de El Señor Oscuro.

De alguna manera tenía que compensar el error del Padre y sabía que el castigo para los Malfoy era que su mismo hijo se convirtiese en uno de ellos. No había escapatoria y eso le daba terror a Draco. Una cosa era burlarse y ser un fanfarrón hablando de la muerte pero de eso a asesinar con su propia varita a personas era algo muy distinto.

No supo cuanto tiempo estuvo escondido ni si sus amigos le buscaban o no. De hecho no quería encontrarse con nadie, menos con el famoso trío "milagroso" que gracias a sus estupideces estaba ahora en el mayor de los problemas.

Miró su reloj que marcaba cerca de las 8, la mayoría seguramente había ido a cenar. Así que como pudo se limpió la cara y trato de levantar el poco orgullo que le quedaba.

Al salir de la habitación, caminó unos cuantos pasillos y antes de llegar al Gran Comedor se topó con la más despreciable del trío de imbéciles.

Granger. ¡Genial!.- pensó con sarcasmo.

Hermione Granger se quedo pasmada, mirándolo fijamente, tratando de escudriñar si era un peligro para ella o no aunque estuvieran cerca del gran Comedor.

Su mano se movió lentamente hacía su bolsillo hasta que, al parecer, encontró algo en su semblante que hizo desistir la idea porque volvió a dejar la mano donde estaba y caminó unos pasos hacía él. Al notar ese gesto de seguridad en ella se preguntó "¿Que demonios está haciendo esta estúpida?".

No tienes que hacerlo Malfoy. - dijo Hermione Granger con voz calma.

Esto lo desarmó por completo. ¿A que rayos se refería?. Lo único que logró hacer fue fruncir el ceño.

No tienes que decidir ser algo que no quieres. - dijo levantando más la barbilla como si ella fuera la mayor sabelotodo del mundo.

¿Tú que sabes maldita muggle? - replicó.

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