"Esclavas"

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"Las cosas de la vida son así". Eso era lo que me decían cuando pasaban cosas que al parecer no tenían remedio.
Si una persona sale de un sitio a la calle y está lloviendo y no lleva paraguas, esta se termina mojando. Si estas leyendo, estás mirando letras, palabras, frases con un sentido literario.

Pero las cosas de la vida no son siempre como parecen, en ese caso, ¿las cosas de la vida siguen siendo lo que son? ¿Y si en verdad nunca hubiera llovido? ¿Y si eso era un sentimiento de tristeza matizado en una situación? ¿Y que pasa si aquel libro era una escritura antigua de un museo? En ese caso, ¿entenderías algo de lo escrito?.

No, las cosas de la vida no son así. La vida está llena de matices, matices que te cuestan y te intentan enseñar desde pequeñito, esos que ya deberían cambiar, esos que en el siglo XXI ya se han convertido anticuados.

Pero, para un momento y piensa que esas ideas, esos ideales que nos cuentan sobre como tenemos que ser y como vestir no existieran. ¿Como te lo imaginarias? Sería todo blanco y negro o más bien rosa y azul, también puede que te imagines algo totalmente diferente.

Yo me imagino un mundo sin reglas en el que todas y cada una de las personas pudieran ser quienes ellos quisieran, sin prototipos, de forma que pudiéramos hacer lo que más nos gustase.

Hoy en día eso no pasa, te quedas sin hacer algo que te gusta por el "que dirán". Sin embargo, otras veces eso no pasa y se hacen las cosas con más pasión, pero sabes que tarde o temprano te acordarás de esa vez que te dejaste guiar por aquellas palabras.

Solo una pregunta: ¿Qué es la pasión?, creo que nadie lo sabe con certeza.

Esta es la historia de una persona cualquiera, podría empezar de muchas maneras imaginables como: erase una vez hace mucho, mucho tiempo, en un lugar muy lejano... Pero esta empieza como la vida misma...

Un alumno se levanta por la mañana para ir al colegio cuando son las siete de la mañana, dentro de una hora estará sentado en un pupitre de su clase y tendrá al profesor delante, aquel que siempre saluda con un no muy típico "buenos días por la mañana".

Aquel día no era tan monótono como el resto, este era diferente, a primera hora tendría una exposición con tres compañeros más en una clase de historia bastante "durmiente", tenían que hablar sobre los bereberes algo que llevaban estudiando todo el tiempo que llevaban de curso académico.

La clase del protagonista era muy heterogénea, un par de personas siempre se quedaban al fondo de la clase y nunca levantaban la mano, ellos pensaban que por ser así, por actuar de esa manera eran más "guays", también estaban los espontáneos que lo dejaban todo al azar que eran tres o cuatro personas, estaban los que jugaban al fútbol y se tomaban el deporte a "vida o muerte", y después de todo esto, quedaban algunos grupos de chicas, al menos otros tres grupos... Todo esto hacia que una clase de 28 personas pareciera un colegio completo.

A segunda hora tocaba matemáticas y muchos alumnos estaban a punto de dormirse en sus pupitres, las ecuaciones de tercer y cuarto grado no eran lo que se dice divertidas.

Y tras una clase de lengua a tercera hora tocaba el recreo, por fin un descanso.

El patio tenía una pista de fútbol que tenían que compartir con otro grupo de la ESO, cada día se enfrentaba una combinación de cursos diferente. Pero en concreto, aquella mañana tercero y cuarto se enfrentarían en un partido una vez más y lo darían todo como de costumbre.

Un partido al que todos los niños estaban obligados a jugar, es decir los 14 chicos. Todo parece transcurrir con normalidad, pero desde las gradas una chica mira el partido con detenimiento, se encuentra con dos amigas pero no está escuchando la conversación, ella quería jugar, se le veía en la mirada... pero no se atrevía.

Esa mañana ella pensaba que iba a ser igual que todas, pero un chico de su clase, uno de esos chicos "guays" se acercó a ella y le ofreció jugar, ella se negó pero él la obligó a salir. Estaba participando, iban transcurriendo los minutos y un par de chicas se acercaron al campo de juego, eran de tercero de la ESO, el curso al que se enfrentaban, ellas querían jugar también.

Desde ese día aparecían chicas jugando al fútbol casi todos los días y en todos los cursos, chicad que no se atrevían a jugar por el que dirán.

Un día, cuando volvieron a jugar contra tercero de ESO, ella volvió a saltar al campo una vez más y por detrás suya iban varias chicas de su misma clase entonces pensó:
- Solo una persona hace falta para que las cosas empiezan a cambiar, yo he sido hoy esa persona.

- Al final no ha sido tan malo ¿verdad? - le dijo aquel que la animo a jugar la semana anterior.

Estaba alegre de poder jugar al fútbol y que sus amigas la animaran aunque ellas no jugaran.

Aquel día comprendió que para cambiar el mundo no hace falta hacer cosas grandes, aquel día entendió que si se hubiera dejado llevar por el que dirán nunca habría disfrutado de lo que ella quería hacer porque nunca lo habría hecho.

Las cosas de la vida, son así, en un momento se puede cambiar el rumbo, un día estaba lloviendo pero salió el sol, ese escrito solo eran unos encantamientos de Harry Potter...

Y ahora párate y piensa, ¿cuantas veces has hecho lo que tú querías al no haberte dejado llevar por aquellas palabras y te has alegrado por haberlo hecho?
¿Alguna vez te has arrepentido de no hacer algo que querías de corazón? No lo dejes escapar, puede que aún no sea demasiado tarde.

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⏰ Última actualización: Aug 16, 2019 ⏰

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