Sunflower

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-Esto es demasiado aburrido- digo mientras me tiro al césped.

Mi nombre es Kirishima Eijirou, tengo veinte años y vivo en un pequeño pueblo donde trabajo ayudando en los trabajos de cosecha.

-¿Qué más espera?. Vivimos en un pueblo en medio de la nada, lo más entretenido aquí es la biblioteca y eso dice mucho- me dice mi mejor amigo Kaminari, un chico rubio con un mechón negro que simulaba un rayo.

-Lo sé pero podría pasar cosas más interesantes- hago un puchero.

-Pues ve a la ciudad- me siento y pongo uno de mis brazos en sus hombros.

-Tampoco dije que quiero morir ahogado entre toda la contaminación- los dos empezamos a reír.

Ambos de más jóvenes siempre había sido nuestro sueño ir a vivir a la ciudad pero luego de que una vez tuvimos de ir a la ciudad unos días eso había dejado de ser una posibilidades, nos habíamos dado cuenta que estábamos demasiado acostumbrados a la vida de campo. Los constantes ruidos de gente y autos, los humos, las luces que opacaban las estrellas y la frialdad de las personas nos había espantado lo suficiente para decidir no dejar el pueblo… Pero seguíamos encontrando el lugar bastante aburrido para nuestro gusto.

-Chicos, vengan pronto- nos extraño que nuestro amigo Sero nos comience a llamar.

Con curiosidad nos levantamos y nos acercamos a él. Cuando estuvimos a su lado nos empezó a contar que aparentemente alguien se iba a mudar el día de hoy a la casa abandonada. ¿Quién está tan loco como para mudarse a esa casa?.

-No puede ser, nadie podría vivir en esa casa- comenta Kaminari.

-Tendrán que creerme, acabo de ver el camión de mudanza frente a esa casa- con esto todos fuimos corriendo para ver esto.

El rubio y yo nos quedamos asombrados de que efectivamente una camión de mudanza estaba frente a la casa y como algunas personas llevaban cosas a la casa. Más nos sorprendió cuando repentinamente se escucha un motor pero no sonaba como los de un auto y cuando giramos un poco la cabeza vemos cómo se acercaba alguien en una moto, dicha persona se detiene detrás del camión de mudanza.

La moto era negra con detalles como de llamas naranjas y rojas, haciendo juego con el casco de su conductor. Cuando esté bajo de la moto pude ver bien su vestimenta, vestía botas de combate negras, jeans oscuros con roturas que se ajustaban perfectamente a sus piernas y una campera de cuero negra. 

-Wow- no pude evitar soltar eso al momento en que se sacó el casco.

Cabellos rubios cenizos rebeldes, piel cuál porcelana, oreja derecha con una perforación, labios rosados y pomposos, nariz pequeña y unas largas pestañas que enmarcan a la perfección la rasgada y fiera mirada carmesí. Era toda una belleza.

-Con este es el lugar donde ese idiota me mandó a vivir… Menuda mierda de lugar- me estremecí al escuchar esa voz algo rasposa, era endemoniadamente sexy.

Los tres nos quedamos viendo como el recién llegado dejaba su casco en su moto y se acercaba a las personas que ayudaban con la mudanza. Su andar simulaba a la de un felino, elegante e intimidante a la vez.

-Dejen lo que quede en el suelo, prefiero hacer las cosas yo solo- veo que les entrega algo de dinero y estos hacen lo que les pidió.

-¡Hola, bienvenido a nuestro pequeño y humilde pueblo!. ¡Mí nombre es Kirishima Eijirou!- no me pude contener más y me acerqué al rubio cenizo.

-Nadie preguntó por tu puto nombre- con esa simple respuesta se retiró llevándose dos cajas.

Su actitud arisca no me desanimo, solamente llamaba mucho más mi atención. Mis dos amigos también se acercaron.

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