San recorría los pasillos de su casa repasando mentalmente la lista de cosas que había metido en la mochila que colgaba a sus espaldas. Tenía todo listo para su primera excursión, por fin podría salir con sus compañeros de clase aunque tuviera que ser en compañía de Jeon Jungkook, su nuevo guardaespaldas. El hijo del presidente al fin había conseguido unirse a sus compañeros durante una de las salidas, y se encontraba totalmente entusiasmado por la novedad, visitaría su primera mina de sal junto al resto de su clase.
Cuando llegó al final de las escaleras no dudó en preguntar a su guardián alzando la mirada para conectar con la del segurata. -¿Dónde están papá y mamá?-
El trajeado escolta le dedicó una mirada lastimera, indicándole al pequeño San, que la respuesta que iba a recibir no era la esperada, provocando que su corazón se arrugase bajo su pecho.
-Han salido temprano, tenían una reunión en Japón señorito. Me han encargado que le entregue esto.- Le aclaró Jeon a San, otorgándole una pequeña hoja de papel haciendo que la rabia comenzará a recorrer todo el cuerpo del pequeño, había estado recorriendo la casa durante largos minutos, y su guardaespaldas ni siquiera había sido capaz de pararlo cuando escuchó sus gritos llamando a sus padres.
"Esto no comienza bien"
"Al menos está escrita a mano". Pensó San cogiendo el papel.
Querido San, sabemos que este es un día especial para ti. Lamentamos no poder estar contigo hoy, pero como ya te habrá explicado el señor Jeon, ha surgido una reunión de imprevisto en Japón. (Sé bueno con él, sabemos que es nuevo, pero a este paso no encontraremos más sustitutos para que puedas volver a salir). No queremos que pienses que tu primera excursión no nos interesa, tu padre y yo confiamos en ti, creemos que si pasa algo podrás solventarlo con la ayuda del señor Jeon, o de la profesora, e incluso ¿por qué no con la ayuda de algún compañero? Esperamos que lo pases genial, y te esperaremos a la vuelta con ansias para que nos cuentes todo lo que has visto y aprendido.
TE QUIEREN PAPÁ Y MAMÁ.
El pequeño de pelo castaño terminó de leer la carta de camino a coger el autobús que los llevaría a su destino, y en el instante en el que llegó al punto final la estrujó entre sus dedos. Siempre era lo mismo, promesas y más promesas, solo eso. Nunca estaban en los momentos importantes de su vida, y mientras el resto de sus compañeros se quedaban embobados mirando su Mercedes S600 Pulman a prueba de todo tipo de armamento, él sólo tenía ojos para ver como el resto de padres, o incluso únicamente las madres de otros compañeros, se despedían de sus hijos mientras la profesora IU pasaba lista antes de que subieran al autobús. Mientras que él, él iría acompañado de un todavía casi adolescente sentado a su lado al que apenas conocía.
"Al menos podré elegir ventana, digo yo"- Pensaba el pequeño hijo del presidente observando la mirada que lanzaba su protector a su profesora cuando llego su turno en la cola de subir al autobús. "Estupendo, un adolescente tardío con hormonas revolucionadas"
-¡Hola Sannie! Me alegra que por fin puedas unirte a nosotros, seguro que el resto de tus compañeros también están contentos de que viajes con nosotros.- Comentó su profesora tachando su nombre de la lista y abriéndole paso para que subiera las escaleras hacia el interior del vehículo.
"Más bien contentos porque van a poder saciar su curiosidad sobre todas esas patrañas que cuenta la prensa del corazón sobre mi familia, en especial el público femenino" Pensaba el pequeño hijo del presidente.
En parte, San no sé equivocaba, tan pronto como puso un pie en el pasillo del vehículo, todo el público femenino agachó su cabeza averginzado, sorprendiéndole al llevar su disimulada atención al joven musculoso y tajeado que andaba junto a él, provocando que el hijo del presidente sonriera de lado, ya que aunque no tuvieran posibilidad alguna con el hombre, querrían acercarse a él para llamar la atención de su guardaespaldas.
"Esto va a ser divertido" Concluyó un San más animado, lanzando una mirada a todo el autobús para ver como la envidia aparecía reflejada en los rostros de sus pares masculinos.
Confiado, el pequeño hijo del manda más del país paseo por el pasillo hasta que su guardián le indicó que tomara dos asientos situados detrás de una pareja de chicos que no pudieron evitar girarse hacia él en cuanto su trasero presidencial lleno su correspondiente asiento. Se alegró de que no sufrieran de verborrea aguda, y cuando el conductor puso el motor en marcha, él solo se recostó en su asiento disfrutando del paisaje que iba dejando atrás. O esa era su intención, hasta que el niño de delante aprovechó un descuido de la profesora para colocarse sobre sus rodillas y apoyando sus manos en el reposacabezas de San, alzó su mirada por encima del asiento para preguntarle:
- Oye, ¿tú después de comer eructas? - Cuestionó a San el niño de diminutos ojos y nariz afilada mal sentado frente al hijo del presidente.
El castaño no supo que decir a excepción de un cauteloso "¿Perdón?" que fue respondido por el compañero de asiento del chico que se hallaba frente a él.
- ¡Eh! ¿Por qué le preguntas eso Mingi? ¿Quieres que su guardaespaldas te lleve a la cárcel para siempre? - Interrogó.- Discúlpale... él... Mi nombre es Seonghwa. - Se presentó el segundo chico peinándose su pelo rubio hacia atrás con nerviosismo. -¿Cómo tengo qué saludarte?- Volvió a preguntar y San tuvo que reprimir un par de carcajadas que amenazaban con salir por su boca. Esperó a ver si su guardaespaldas se oponía a que él tuviera esa conversación, y tras varios segundos, al ver que el trajeado simulaba estar ajeno a la charla, decidió contestar.
Claro qué sí, Mingi. Ah... y Seonghwa, probablemente te haga algo mucho peor. -Contestó San propiciando semblantes de asombro y miedo en sus compañeros, el viaje comenzaba a ser más prometedor de lo que jamás hubiera imaginado.
...
Aquí el primer capitulo ^_^ Espero que os guste y nos vemos en el siguiente ATINY
