Se encontraba llorando en el pecho de su mamá. Su mamá había ido a visitarla para saber qué tiene. Simone se desahogo y su mamá la estuvo consolando. Su papá no podía ir por motivos de trabajo.
Simone lloraba y lloraba, al final se quedó dormida.
Su mamá aprovechó para hacerle de comer.
El instituto quedaba muy lejos de casa y tuvieron que mandar a Simone a vivir sola.
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Otra semana paso y Simone no fue. Se sentía muy mal.
No poder reclamarle a alguien que no es nada tuyo es un dolor tremendo. No puedes hacer nada y no puedes quejarte de nada. Aún así Simone se sentía engañada; él le había hablado –se enamoró más–, le dijo que gustaba de ella –se enamoró mucho más– y al final fue una mentira –aún sigue enamorada–. ¿Suena muy masoquista, no?
Simone aún no se recuperaba del todo.
Faltaba una hora para entrar al instituto.
¿Irá o no?
Se metió a bañar. Hoy iba a dejar eso atrás, iba a olvidar lo que escucho e iba a dejar de enamorarse de él. Eso tenía planeado pero sabía que desamorarse de él iba a ser imposible, ni la frase haz posible lo imposible le ayudaba.
Se dejó llevar por ella agua tibia: pensaba y se relajaba.
Hoy son los exámenes y no sabe qué hacer porque no fue al instituto. ¿Tendrán piedad con ella?
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Había llegado, vió a Lila. Lila fue hacia ella, fue corriendo y la abrazó muy fuerte.
—Por favor no me ignores— lloró en el abrazo.
—Perdón— la abrazó y también empezó a llorar.
Lila la abrazaba cada vez más fuerte. Necesitaba su presencia, con ella se sentía querida y amada.
—Por favor nunca me ignores y me evites— se soltó de ella, se limpió las lagrimas y le sonrió.
—Nunca lo volveré a hacer— se limpió las lagrimas.
La campana sonó.
Llegando al salón se sentó en su lugar, todos la veían. Ya no sabían que pensar de ella.
La maestra llegó, hora del examen.
Nombre: Simone Piper Meundri Apellido:
Simone suspiró pesadamente.
Tachó el apellido.
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Estaba en camino a su departamento. Platicaba con su mejor amiga, Lila, hablaban de qué estuvo haciendo cuando faltó y si ya supero eso.
—¡Ay perra!— grito Lila de emoción. —Te tengo un chisme— hablo bajo para que sólo ella la escuchara.
—¿Cuál?
—Ayer, cuando faltaste, escuché a tu crush decirle a su amigo que se estaba enamorando de ti— termino de decir y brinco de felicidad.
—¿Qué?— quedó en shock.
—Lo que escuchas, lo de la apuesta fue falso. Lo dijeron para saber si gustabas de él.
Simone grito y brinco con ella. Una señora, que pasaba, las cayó. Se fueron riendo.
Llegaron al departamento.
—Ponte tu traje de colegiala— dijo Simone cerrando la puerta.
—¿Por qué?
—Porque los Peluche van a tener acción esta noche— dijo. Ambas soltaron una tremenda carcajada.
—No sé qué haría sin ti— se limpió las lagrimas.
—Ni yo.
Pasaron 3 horas, Lila se fue. Simone empezó a hacer las actividades y los trabajos.
Su celular sonó. Lila la había etiquetado en algo.
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Lila Rossi lo bueno que tu mami me conoce y sabe que cuido de ti JAJAJAJAJA.
Río al ver lo que puso.
Simone Meundri ni sabes hacerme mi leche de chocolate y ya quieres cuidar de mí.
Inmediatamente Lila le respondió.
Lila Rossi primero me dijiste que con avena, luego con miel y al final solo. Por eso no te hice nada.
Río al ver la respuesta. Sin su amiga no sería nada.
