Completo

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La estación numero 5

La estación estaba tan vacía como cada mañana, ni una sola alma a la vista, solo las bancas vacías, esperando servir a aquellos, aventureros que viajaban de aquí hacia allá, para que pudieran descansar un tanto de sus viajes agotadores y emocionantes. Nada a la vista, ni al oído le llegaba un solo sonido, más que del viento que agitaba las hojas en esta época del año. Los trenes estacionados parecía que hubieran estado toda una vida sin moverse, sin ser el medio para cumplir tantos sueños, era difícil pensar que en mis años de trabajo no conocía el interior de ninguno. ¡Oh viajar! ¿Cuántas veces he soñado con viajar? Este, este es mi sueño, mi meta, por lo que he trabajado, viajar a donde me lleve el tiempo, conocer y descubrir lo grandioso de este mundo. Pero… ¿Qué puede hacer este simple barrendero? Más que envidiar los rostros felices de aquellos que viven su historia, aquellos que decidieron escribir su propia aventura y no se quedaron leyendo las de otros en aquellos libros empolvados y viejos, como yo. Aunque no debería darme tan mala posición por mi trabajo, claro está que no soy un destacado abogado o un doctor, pero con este trabajo que Dios me dio se puede subsistir, y aún más agradecido, puedo guardar una parte para mi sueño. Y no soy cualquiera tampoco, hace unos meses me dieron las llaves de la estación cinco y seis, el mismísimo gerente de la compañía de carriles puso su confianza en mí al dármelas. Por esa razón llego tan temprano a la estación, sí, me dieron una responsabilidad más, pero traerá su recompensa. Ahora tengo que limpiar la estación cada mañana antes de la llegada de todos estos aventureros, negociantes y soñadores.

¡Debería estar haciendo mi trabajo y no perderme tanto en mis pensamientos!

-¡Hey! Otra vez pensando en cursilerías.-Me sorprendió mi compañero de trabajo.

-Llegaste un poco temprano-Dije intentando evadir el tema.

-Pues sí, me pidieron que viniera un poco más temprano.-Menciono mientras se sentaba en una de las bancas.- Al parecer vendrá un nuevo vendedor a la estación, y quieren que le ayude a instalarse.-Siempre tan orgulloso. No recuerdo si alguna vez fue diferente.

-¿Nuevo vendedor?- Pregunté mientras seguía mi trabajo.

-En realidad…-Hizo una pausa con cierto misterio.-Es una vendedora.-Volteé sorprendido.-Con la falta que le hace la hermosura de una mujer a esta estación, por dicha nuestra en la estación seis tenemos a la vendedora de tiquetes.

Mi compañero vivía enamorado de la vendedora de tiquetes de la estación seis, tanto así que insistía en salir con ella, mientras ella lo rechazaba cada día.

-Sí, seguro.- Lo acepto, al principio me interesé un poco en la idea de una mujer en mi lugar de trabajo, pero seamos sinceros unos con otros, una dama no se fijaría en mí, en un barrendero.

Seguía en mis asuntos, mientras mi compañero llenaba el lugar con ese horrible humo de cigarrillo, ese olor me parecía repugnante, lo dejaba en cada rincón de la estación. Se levantó, seguido me hizo un gesto para desviar mi vista hacia la entrada principal de la estación. Un vehículo de carga.

-Ha llegado mi trabajo.-Dijo mientras corría hacia el vehículo.

Observando desde la parte interior de la estación pude notar que el interior del camión estaba cargado de flores de todo tipo y color, realmente hermosas. Mi compañero y el conductor descargaron las flores, me adelanté para ayudarles a transportarlas adentro de la estación. Ahora solo quedábamos mi compañero y yo, frente a todas esas flores. ¿Qué debíamos hacer con ellas?

-¿Hoy no te corresponde trabajar en la estación seis?-Me preguntó mi compañero.

-Sí… Que te parece si me quedo aquí y tú vas allá. Además estarás cerca de tu querida vendedora de tiquetes.-Realmente quería conocer a esta nueva mujer. A pesar de mi miedo.

La estación numero 5.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora