Único

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Hace ya más de un año había dejado de escribir, no porque sus libros hayan tenido cinco minutos de fama, no porque quisiera dejarlo, tampoco por toda la atención que recaía sobre su persona al ser un escritor conocido. La razón, por más que le doliera admitirlo era, simple y llanamente, que su imaginación estaba apagada.

A esa conclusión llegó cuando al estar sentado por más de una hora frente a su laptop la página seguía en blanco, no tocó las teclas ni una vez, simplemente intentaba que algo, por más pequeño y sin sentido que fuera diera una chispa que luego desencadenaría el fuego indomable que había sido su imaginación un año antes.

Con esa idea en mente decidió salir al pueblo, era un lugar pequeño y pacífico pero sin duda con muchas leyendas de épocas pasadas, tal vez escuchar a los ancianos que se sabían dichas leyendas al pie de la letra le ayudaría a encontrarse de nuevo y salir con algo nuevo y totalmente alejado de su género actual.

Por ello ahí estaba, con una camisa de vestir blanca debajo de un suéter de lana azúl marino y pantalones negros, su atuendo cerraba con mocasines de color negro bastante sencillos, a su costado se balanceaba un pequeño bolso de cuero con libreta, lápiz y su teléfono celular. La sencillez no era verdaderamente su fuerte, sin embargo nadie podía culparlo; al venir de una familia acaudalada no se le había enseñado del todo aquel concepto.

Tras salir por las grandes rejas que daban entrada y salida a los terrenos de su casa emprendió camino por las aveces estrechas o amplias calles de su hogar, bien sabía que por las zonas donde se hospedaba no conseguiría la información que quería ya que la mayoría de las personas de alto estatus que vivían por allí se negaban a cuidar de sus parientes ancianos una vez no podían valerse por ellos mismos, algo que siempre vio y verá mal, pero nada podría hacer para cambiar aquel pensamiento. Por ello mismo se adentro a las zonas que podían denominarse de familias "normales".

Entró a una de las tantas plazas del lugar, ahí las personas transitaban con normalidad, algunos entraban o salían de las tiendas que había alrededor, otros saltaban pequeños charcos de agua que había en la calle tras la lluvia del día anterior y finalmente estaban los que se sentaban en los bancos de piedra rodeados por árboles a hablar en pequeños grupos.

Él buscó con la mirada entre las tiendas y las personas de la plaza, pero al no encontrar lo que deseaba fue hasta las zonas con menos tránsito encontrando casas de diferentes colores y tamaños, algunas bien cuidadas y con pintura intacta, otras sin terminar y con algunas partes de la pintura agrietadas a causa del constante sol y agua que las azotaba, para su suerte en ese lugar si encontró lo que quería pues, los ancianos en su mayoría estaban tranquilamente sentados en los jardines o porches de sus casas hablando entre ellos mientras supervisaban a algunos niños que correteaban por las solitarias aceras.

Con paso decidido y firme caminó hasta la primera pareja que encontró, dos mujeres que hablaban con tranquilidad mientras bebían de sus tazas de café humeante.

—Disculpen—llamó su atención una vez llegar y ligeramente nervioso al tener los ojos de ambas encima recargo su peso de la pierna derecha a la izquierda—.Me llamo Tom Riddle, soy escritor—se presentó y acomodó el cabello que caía sobre su frente a un lado con los dedos—.Estoy interesado en las leyendas del pueblo, quisiera hacer un libro con alguna de ellas y pensé que tal vez ustedes me pudieran dar algo de información sobre ellas...

Las ancianas se miraron unas segundos entre si y con una sonrisa en sus ligeramente arrugados labios asintieron gustosas.

—Claro que si muchacho—habló una de ellas con voz calma y baja—.Tenemos una muy buena historia para ti, una que pasó en nuestra niñez.

Así Tom pasó toda la mañana escuchando historias vívidas por los mismos pobladores o relatando otras que habían escuchado le pasaban a conocidos, también le dieron más información sobre las distintas leyendas de dichos personajes y le permitieron hacer cuanta pregunta quisiera para informarse más de dichos eventos, todo escribiéndolo en la pequeña libreta de color rojo que cargaba consigo e incluso tomando fotos a objetos que los ancianos sacaban de sus casas al relatar alguna historia que las rodeaba.

Chispa (Tomarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora