Eròtic

+Van Gogh+

Ella, como un cuadro. Esas obras de arte que se exponen en los mejores museos. Lo más valioso de un pintor. Su pelo no envidiaba a  Venus. Ni en sus mejores sueños Dalí podría pintar algo tan único como ella. Yo me sentía como Van Gogh, mirando su noche estrellada.

Mi bella Afrodita quedaba enmarcada en todos mis lienzos. ¿Cómo sería si pudiese pintarte exclusivamente para mí? Ni los mejores pinceles serían capaces de plasmarte.

Una vez Rose le dijo a Jack, "dibújame como a tus chicas francesas". No estamos en el Titanic, ni en 1909; pero mi amor es tan puro como las mejores historias de amor creadas por William Shakespeare. Siempre encontré el cuerpo humano como algo  magnífico, nuestra formas bella y lo que nos une con nuestra naturaleza más recóndita. Te imaginé como en el Nacimiento de Venus o como Olympia, seres en su máxima libertad. Las mejores piedras preciosas jamás serán encontradas con tanta pureza como tú.

Cuando dejaste tu ropa a un lado, tumbándote en el escenario con sábanas que creé para ti. Me dijiste que tenías inseguridad con tu cuerpo, pero cariño, tus estrías son ríos de pintura, tu celulitis como estrellas en un mar. Eres el mejor arte que haya contemplado jamás. Mis manos se concentran en retratarte, asegurándose de cada pequeño detalle de tu cuerpo, querría besar cada lunar de tu piel. Mis ojos te revelaron mi mayor secreto, lo mucho que mi corazón latía por ti,  cada hora, cada minuto, cada segundo. Me susurraste lo mucho que deseabas que te tocara, aunque estuviese embadurnado de pintura no te importó. Te pareció graciosa aquella mancha morada en tu cintura. Me dijiste: "Hagamos arte juntos. Hagamos que los mejores artistas enviden lo que nosotros juntos podemos crear". Yo sería el pincel, y tu mi bello lienzo.

Cuando pude besarte, el paraíso me sabía a poco. Si esto es un pecado, déjame arder todos los días de mi vida en ti. Tus pechos eran como el laberinto del fauno, me perdía en ellos. No podía parar de besarlos, de lamer esos pezones que resultaban como una fruta exótica. Metí mis dedos en tu monte de venus, un pintor tiene que palpar su obra. La música que salía de entre tus labios me hacía desearte más, ¿es eso posible? Quise probarte, quería probar el mejor licor del mundo. Tus manos viajaron hasta mi, hasta aquella parte de mi cuerpo que quería hacerse uno contigo. Me tocaste, cada caricia, cada apretujón que me dabas me llevaban fuera de órbita. Ambos suspirábamos por el otro, intentando decirnos a través de nuestras manos como el amor puede demostrarse de mil maneras diferentes. 

Nos unimos en uno, no sé si existe eso de las almas, pero en ese momento sentí como mi cuerpo se iba haciendo cada vez más tuyo. Nos hicimos el amor, nos besábamos, tus caderas chocaban con las mías, tus piernas temblaban y tus manos agarraban las sábanas. Quiero recordarte así siempre, haz que este recuerdo perdure en mi mente toda una eternidad. Mi bella Musa, ¿podrías convertirte en mi obra maestra?

Cuando terminamos, sin aliento y llenos de sudor, tu boca me confesó cuánto me amabas. El amor es algo que no entiende de idiomas, ni de culturas. Solo hay dos corazones latiendo al mismo ritmo, juntos, el uno por el otro. Los nuestros, definitivamente, fueron hechos para bailar juntos. Podemos escribir nuestro nombre en los girasoles de Van Gogh. Prometo no cortarme la oreja. 

Los días pasaban, hacíamos arte todos los días. Amabas mi tripa, yo amaba tu pelo revuelto en las mañanas. Y así quedaste impregnada en mis cuadros. Puede exponerte en un museo de Seúl. Me ayudaste a elegir mi nombre artístico, Vante. Todo el mundo hablaba de nosotros, el pintor misterioso y su musa. Un fanático de Van Gogh con una fanática de Dalí, fundiéndose en una sola palabra, en un solo cuadro. Mi sirena de Nizovtsev, nunca dejes de brillar, aunque no sea a mi lado, nunca dejes de hacerlo. Aunque por ahora te pido que brilles a mi lado, para que el sol y los faros nunca nos hagan competencia.

Quédate mil y una noche estrelladas más