Tal vez algún día

236 12 3
                                    

Saint Seiya y sus personajes son exclusivos de Masami Kurumada, yo sólo los utilizo por diversión.

Fic publicado en AY y FF.net el 21 de enero del 2017

::::::::::::::

One-Shot

Él no quería llegar a enamorarse, es más, ni siquiera sabía que algún día podría llegar a hacerlo. Creía que eso sólo pasaba cuando se conocía a una mujer simpática, alguien con quien se complementara y quisiera, como Connor. Sin embargo, su corazón nunca pudo latir con tanta intensidad como lo hacía cuando lo veía a él. Porque sí, era un hombre. Yato una vez le comentó que al estar siempre rodeado de varios hombres solía suceder, ya había visto cómo algunos de sus compañeros de entrenamiento tenían romances entre ellos, incluso algunos se volvían amantes de algunos caballeros de bronce o plata. Regulus de Leo, más conocido como el caballero dorado más joven y un prodigio, ahora se encontraba sufriendo por un amor no correspondido. Soltó una risa nerviosa, tratando de olvidar aquel sentimiento que perturbaba sus noches y hacía reaccionar sus hormonas. Tan sólo tenía quince años, y lo único que podría hacer ahora era suspirar en silencio y estar atento contra la guerra que se desataba frente a él.

Nunca creyó que sentiría ese temor de perder a alguien. Era consciente que como guerrero, las muertes eran inevitables, sin embargo, de solo pensar que ese hombre moriría le hacía sentir extraño.

Como todo chico, Regulus era curioso, es por eso que, cuando pasaba por escorpio, decidió buscar los gemidos lastimeros de Kardia cuando pasó por su templo. Llevándose la sorpresa de verlo fornicar con el santo de Acuario, Degel.

Al principio, y viendo su erección, creyó que era normal excitarse por semejante escena. Su problema vino en la noche, cuando la primera fantasía apareció junto con la imagen de El Cid. Aquel hombre de porte serio y fría expresión, sólo pocos habían tenido el honor de conocer el otro lado más flexible y sencillo. Sólo Sísifo y él.

El Cid era un hombre de buenos consejos, y siempre estaba dispuesto a escuchar sus problemas. Pero él no podía ir directamente y decirle. Era inocente, pero no estúpido.

Por eso, cuando decidió platicarlo con su tío, no pudo evitar sentir una opresión en el pecho al ver como Sísifo y El Cid se besaba en medio del templo. Por la expresión de su tío, pudo notar que el santo de capricornio era quien lo había iniciado, y eso era peor para él.

¿Cómo podría competir contra Sísifo? Su maestro era una persona muy querida y deseada por los habitantes del santuario y de las aldeas. No le sorprendía que El Cid cayera también encantado por la sencillez del santo de Sagitario, ahora que Sísifo había sido derrotado por Hades. Y según los rumores su alma estaba sellada en el mundo de los sueños sabía, o mejor dicho: presentía, que El Cid iría a traerlo de vuelta.

— ¿Regulus? —al escuchar la suave voz del azabache Regulus dio un respingo, giró lentamente encontrándose con los ojos azules de El Cid, que mantenía su rostro serio. Sintió un pinchazo al saber que aquellos ojos nunca lo verían con amor, como lo hacían con Sísifo.

— ¿Ocurre algo? —preguntó sin muchos ánimos. Podía escuchar los pasos de El Cid acercarse a él.

—La guerra santa ha comenzado y tal vez muchos de nosotros muera...

—Lo sé... —susurra—. Estoy preparado para eso.

—Entonces me despido.

— ¿Irás por el alma de Sísifo? —pregunta sin mirarlo. El Cid lo miró de reojo y suspiró.

—Iría hasta el Hades si es necesario.

Cerró los ojos y sonrió apenas—. Sé que lograrás rescatar el alma de mi tío. Nos vemos El Cid.

Tal vez algún díaWhere stories live. Discover now