La lluvia nos obliga a entrar a casa, no es la primera vez que estás sentado aquí, ni la primera vez que estoy sobre ti.
Otras veces, tardes atrás, nos poníamos a ver películas con la luz apagada y mi mamá en su cuarto. Sabes cual es mi punto débil y te fuiste hacia él, besabas mi cuello y mordías mis labios, poco a poco subías tus manos a mis senos, causándome cosquillas por lo que yo quitaba tus manos de cuerpo, eso te enojó, tu querías experimentar más, pero a mi me daba mucha risa el movimiento lento de tus dedos en mi piel herizada. También era nueva para mi cada sensación, rozar tu cuerpo con el mío era mágico, me demostrabas que no había nada ni nadie más que quisieras.
Puse un poco de música y me subí sobre ti, empezaste a mover mis caderas. Debíamos aprovechar, tener la casa sola era difícil pero tu siempre estás preparado, así que después de bajar nuestros pantalones y calzones, buscaste en tu mochila un sobre plateado, era tu primera vez pero supiste colocarlo. Me monté una vez más sobre ti, tratamos de colocar en la entrada tu pene para que pudieramos continuar. Sentí mucho dolor, pero un dolor rico, subía y bajaba mientras tus manos se mantenían en mi cintura, tenías cara de placer y gemias con cada movimiento, entonces subiste mi playera y mi sostén, empezaste a besar mi pezon y lo mordiste por último. Escuchamos ruido en las escaleras que daban al patio de la entrada, nos vestimos rápido y tiraste el condón en el bote de basura, extendí el sofá mientras trataba de calmar mi respiración.
Salimos para que nadie sospechara nada, te acompañe a tu casa y de regreso encontré unos amigos, me quedé saludando un rato y después volví cerca de casa, me quedé con mis hermanos y sus amigos. Fue la única vez que usamos la casa de mi papá para cópular.Nos mandamos cientos de mensajes diario, peleamos por cosas estúpidas pero no me sueltas, no me dejas ni aunque estoy lejos de ti. Me mude de casa de mi papá después de ese día, no he vuelto a entrar a esa casa ni para saber si quedo nuestro olor en él.
Las noches me hicieron costumbre tocarme por ti, me hacías escritos eroticos a cambio de fotos mías donde me estuviera tocando o mostrándote lo mojada que terminaba.
La segunda vez que estuvimos juntos, empezamos a explorar, a conocer más nuestros cuerpos, esperamos seis meses para que volviera a ocurrir, ambos habíamos leído más y estábamos más preparados. Era insegura sobre mi cuerpo, lo que a ti te impedía explotar tu conocimiento pero aún así, con lo poco que soltaba hacías mucho. Esa segunda vez me pediste que te hiciera un oral, no era de mi agrado, tu miembro es demasiado grande y mi boca muy chica y ese fue un problema, pero no uno significativo. Cuando te fue suficiente, fue mi turno de sentir tu lengua, pero algo hiciste que me provocó cosquillas, con tu miembro erecto, te introdujiste en mi una y otra vez, tu sudor se hizo notar en seguida, resbalaba por tu cuerpo hacia el mío.
Es tu habitación y más cómodos hicimos más posiciones, pero como tú hermano estaba fuera debía evitar el mayor ruido posible, aunque eso siempre se me dificultó.A la edad de 18 años volví a vivir cerca de ti, pero no éramos novios, habíamos peleado y yo decidí dejarte pero seguíamos hablando por mensaje todos los días, me recordabas cuanto me amabas, no me dejaste ir ni queriendo ¿Cómo esperabas que actuará cuando me obligaste a dejarte?.