III

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Jungkook se mecía sobre el contrario mientras devoraba el cuello ajeno, el que se haya abajo solo podía gemir agarrando el cabello ajeno arqueando su espalda.

El pelinegro miro al de cabellos menta bajando el pantalón del mismo de golpe y bajo su rostro hacia el miembro ajeno metiéndolo en su boca, empezando a hacerle una mamada al de cabellos menta.

— Oh~ Mhg...— Jadeaba, el más bajo, embistiendo la boca ajena con rapidez; Jungkook metió uno de sus dedos dentro del contrario empezando a moverlos con cierta rapidez, robando más gemidos por parte del mas bajo. Jungkook se sentía ido por las emociones que recorrían su cuerpo y las ansias que tenia de hacer eso por primera ves. No paso mucho cuando ya se hallaba dentro del chico moviéndose sin detenerse en ningún momento a pensar en algo mas que en su miembro siendo exquisitamente apretado por aquella, no tan virgen, entrada.

Pasaron los minutos y ambos llegaron a su climax deseado, solo que el de cabellos menta callo profundamente dormido sin demorar mucho, el pelinegro a cambio miraba el techo pensativo y se sentó en el colchón, teniendo una idea; tomo su ropa vistiéndose de nuevo y camino a la montaña de chatarra sacando un montón de cosas viejas y cables, caminando a su escritorio junto con un libro de mecánica y química. Se sentó en su silla mordiendo su labio mientras empezaba un nuevo proyecto, dos en realidad, miraba de ves en cuando a su acompañante durmiente en su cama.

Conectaba calves, atornillaba cosas unas con otras, pegaba unas cuantas mas, media las latas de hierro viejo, y volvió a mirar a su acompañante que no tenia pinta de querer despertar. Cuando acabo luego de siete u ocho horas miro dos mascaras que con apretar un boton en el costado automáticamente se volvía un tapa bocas o una máscara.

Camino donde su acompañante desnudó y lo movió con suavidad hincado a un lado de él, el de cabellos menta abrió sus ojos; enojado.

— ¿que quieres? — Dijo bastante molesto al ser despertado de la nada.

— Tengo que ir a robar unas cosas y bueno...quiero que te pruebes tu mascara para cuando tengamos que hacer un poco de trabajo sucio.— Comento Jungkook con calma, el de cabellos menta se levanto bostezando y camino al baño con  pesadez y lentitud, siendo observado por el pelinegro; quien prendió la radio para escuchar las noticias actuales de algo interesante que estuviera pasando. Camino hacia el frigorífico mini, sacando un par de bebidas, a pesar que desayunarían algo rápido y sencillo, quería tomar algo antes de partir. Jungkook tomo una libreta y un lápiz empezando a escribir, era como un diario de vida pero escrito al final explicando los planes que tenia, ejemplo; hoy planeaba comprar una casa mas decente cerca del basural, había chatarra muy útil para construir cosas interesantes.

—Bien, Jungkook— Comentó el de cabellos menta saliendo del baño ya vestido con las mismas prendas de ayer, sacando también un refresco. Jungkook asintiendo tomó una mochila metiendo todo lo que podía ahí, el más bajo tomó dos enormes bolsos echando ahí los millones de wons que aquel chico tenía y salieron del basural con cuidado.

Caminaron por las calles hasta encontrar un departamento en venta, ingresaron y marcaron al número del dueño, afortunadamente este estaba llegando para revisar justamente el departamento que ambos jóvenes querían.

— ¿Ustedes me estaban llamando? — Preguntó el hombre con más partes robóticas que de hombre, Jungkook relamió sus labios asintiendo.— bien, son 356.789. 908 wons.

— Bien — Jungkook saco de su bolso el número exacto de billetes y se los entrego al hombre, este mes tiro las llaves y se fue alegremente con su dinero.— vamos a dentro — Comentó el de cabellos negros entrando al; para haber sido el primero que vieron, era muy grande en realidad.

— No hay muebles, ¿iremos de compras acaso? — Preguntó el más pálido cruzando sus brazos con bastante interés. Jungkook miró alrededor mordiendo ligeramente su labio y asintió, camino a su mochila sacando un teléfono que había visto tirado en la calle, empezando a comprar cosas online junto su compañero.— ¿tantas camas? — Yoongi preguntó confundido.

— Planeó reclutar más gente, Yoon —Explicó Jungkook con suavidad y después se giró donde su acompañante acorralándolo contra la pared.— me gustó lo de hace unas horas, me gustaría repetirlo cuando lleguen los muebles y estemos bien instalados.— Una sonrisa de lado se asomo en los labios ajenos, de forma coqueta.

— No me quejaría, Jungkook — Dijo risueño el más bajo acariciando el pecho ajeno con lentitud para luego escurrirse por los brazos del más alto.— ahora quiero hacer trabajo sucio, ¿a qué hora llegan los muebles? Tengo ganas de armar cosas — Dijo soltando pequeñas risas. Jungkook miro la hora durante dos o tres horas enteras hasta que llegaron todos los muebles. Ambos jóvenes empezaron a instalar todo junto una habitación "privada" donde estaban los libros, chatarras, proyectos, etc de Jungkook. Se miraron entre sí y se colocaron ropas viejas, se colocaron su máscara cada uno y tomaron dos mochilas, donde guardaron armas de mano y Jungkook su pistola que diseñó el, la iba a poner a prueba.

Salieron del departamento sonrientes como dos personas normales para luego escabullirse en un callejón y colocarse las máscaras, que en su forma neutra eran como dos pañoletas en el cuello, se miraron sonriendo y entraron por el techo a un centro comercial, era de noche por lo que solo tenían que lidiar con guardias, apretaron el botón y sus rostros fueron automáticamente tapados por máscaras, estas; en donde van los ojos, tenían lentes de visión nocturna.

Empezaron a caminar y entraron en joyerías robando todo el dinero posible, un collar llamo la atención de Jungkook, quien se lo guardo al bolsillo a escondidas para luego ir por mas tiendas.

—¡HEY ALTO AHÍ! —Escucharon el grito de un policía y Jungkook miró a Yoongi, este asintió y salió corriendo para seguir robando. Jungkook sacó su hermosa arma y esta se abrió lentamente mientras los guardias se quedaban quietos por el miedo, el arma empezó a crear una bola de energía brillante que fue rápidamente disparada acabando con los siete guardias que estaban ahí.

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