Teníamos muchas cosas falsas: comida, bebidas, ropa, hogares, medios de transporte, medios de comunicación, amigos y hasta parientes...
La mayoría de esas cosas, ya tóxicas, y provenientes de lugares también tóxicos, nos volvieron más ponzoñosos de lo que ya éramos.
Además, teníamos muchas armas mortíferas... Y, por las cosas antes mencionadas, en medio de la crisis global, casi nos matamos todos, y entre todos, en la refriega.
Cuando las cosas tóxicas y mortíferas se acabaron, los que quedamos, aprendimos a vivir entre los escombros con lo que la diezmada naturaleza podía darnos.
No mentiré, nos costó mucho trabajo.
Pero jamás olvidaré el momento en el que por fin acepté esta vida, el momento en el que supe que casi todo lo que conocí fue falso, cuando mi hermano menor, con sus ojos fijos en el horizonte, me dijo:
—El cielo es hermoso... Nunca me gustó mirar al cielo, pero ahora se ve muy bonito, ¿no crees?
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EN POCAS PALABRAS: POR LA TIERRA
Short StoryConjunto de 20 microrrelatos sobre mis fatídicas, rara vez esperanzadoras, imaginaciones en torno al cambio climático. Historias cortas, crudas y que incitan a la reflexión; historias donde cada palabra cuenta.