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Minhyung debió saber que había algo malo en John cuando lo miró tan analíticamente. Minhyung fue muy cauteloso, trató de no llamar la atención de los otros cuando tocó el hombro del señor Seo para que lo mirara. Naturalmente era más alto que él, lo suficiente como para hacer mirar a Minhyung hacia arriba y que Seo mirara hacia abajo. Los hombres con los que Seo conversaba anteriormente parecieron no darse cuenta de la presencia del más joven. Minhyung se perdió por algunos instantes el la mirada del hombre; oscura, profunda. Sin rastro de emoción alguna. Debió saberlo en ese instante, John Seo no era alguien bueno, pero Mark era un adolescente y conocía al amor de su vida una vez cada dos semanas. Ahora le tocaba a este hombre así que después de darse cuenta de que pasó mucho tiempo mirándolo decidió sacar el pañuelo y dárselo esperando ser recordado.



—Lo siento por... aquella vez —El hombre lo tomó y comenzó a inspeccionarlo—. De la mostaza, lo siento mucho.


—No te preocupes chico, son cosas que pasan —Seo le sonrió Minhyung sonrió también y se avergonzó por no poder disimular siquiera un poco lo mucho que ansiaba ver la sonrisa del hombre—. ¿Cómo te llamas?


—Lee Minhyung.


—Es un nombre complicado.


—Tengo otro pero mis amigos siempre me llaman Minhyung porque es más fácil de pronunciar para ellos —rió, el hombre ni siquiera lo había preguntado pero Minhyung sentía que si dejaba de hablar dejaría de prestarle atención y perdería su oportunidad.


—¿Y cuál es? 


—Mark —tragó saliva—, Mark Lee.


—Por mi parte, me gusta más Mark Lee que Lee Minhyung.



Fue suficiente para que comenzara a ser Mark Lee y enterrara a Lee Minhyung. Era una metáfora interesante porque desde ese momento Mark de verdad pensó que tendría una oportunidad con aquel elegante hombre de negocios, sobre todo cuando después de ignorarlo durante diez minutos y despedirse de los hombres, John Seo se haya ofrecido a llevarlo a casa en su auto por pura amabilidad.

Claro que Mark estaba volando en las nubes.

Él no quería un romance como el de las películas o cómics donde el hombre de negocios lo daba todo por el protagonista, se daría por bien servido si John Seo le correspondiese al menos una vez.

Por eso empezó a ser tan insistente, el perseverante Mark Lee no se rindió incluso cuando tuvo que pasar dos horas frente al edificio de Seo en medio de un diluvio aterrador. John salió por la noche y claro que notó a Mark porque nadie en su sano juicio saldría con esa tormenta, mucho menos sin un paraguas o un abrigo al menos. Mark se comportaba como un verdadero lunático acosador. Las señales que el hombre le daba eran claras pero Mark estaba demasiado enamorado para poder notarlo.

Pequeñas acciones eran muy significativas para él, como el hecho de que John se quitara el saco y se lo diera mientras conducía porque Mark no dejaba de estornudar y temblar, o que lo llevara a beber algo caliente porque comenzaba a tener temperatura. John debía admitir que también era su error. Nunca debió darle esperanzas a Mark y aún así se encontró abrazándolo cuando pararon a cargar gasolina.


—No vuelvas a hacer algo tan irresponsable —John no estaba enojado, ni un poco, estaba sorprendido y un poco preocupado. Era una persona después de todo, no era un maldito sin corazón como otros sujetos de la alta sociedad. Eso destacaba en él. Mark lo hacía sentir medianamente incómodo pero nada que no fuese capaz de controlar.


—Quería verte.



Fue la primera vez que John miró a Mark de otra manera que no fuese lastimera. Sí, Mark le daba mucha lástima por ser quien era y podía admitirlo en voz alta. El brillo en sus ojos cafés era tan llamativo que bastaba con verlos para sentirse atraído a ellos. Eran como un par de caramelos recién horneados, calientes y dulces que todos ansiaban comer, todos excepto él.

Mark no parecía entender señales, dudaba que si era directo con él Mark lo terminaría malinterpretando a su conveniencia. Ese mismo día de la lluvia, mientras abrazaba a Mark porque este se estaba muriendo de frío y la gasolina tardaba más de lo esperado el cargarse, sintió algo extraño.



—¿Y qué hay de ti?


—¿Qué hay de mí? —No le molestaba el contacto físico, era una buena persona que no dudaba en abrazar a alguien que lo necesitara, Mark sólo se seguía acurrucando contra su pecho como si deseara fundirse con él.


—¿Sólo eres "Jonh Seo"? 


—Oh, no —Mark lo miró, él no deseaba comer esos caramelos—, Genio, millonario, playboy, filántropo; John Seo.


—Creo que oí eso en alguna película una vez —Mark rió, tenía una bonita risa—, Te llamare "Johnny".



Seo se sentía ridículo de que un niño de dieciocho-diecinueve años lo estuviese llamado como a un cualquiera, pero Mark parecía feliz con eso, así que lo aceptó.

Y luego la gasolina se recargó, Johnny soltó a Mark sin alguna pizca de delicadeza y arrancó el motor olvidando completamente el momento "íntimo" que habían tenido hace tan solo unos momentos. Eso hirió a Lee pero tampoco es que haya estado esperando mucho de él, se sintió mucho más doloroso cuando lo dejó en la puerta de su casa y simplemente le dijo "adiós" antes de perderse por la avenida. Donghyuck lo llamó apenas entró a su habitación y temió por su amigo cuando este le contó con emoción como Johnny lo había sostenido en sus brazos por seis minutos completamente eternos. Donghyuck quiso ser cuidadoso con sus palabras pero sabía que Minhyung enamorado era inmune a todo, hasta a los golpes quizás.



—Deberías tener más cuidado.


—¿De nuevo con eso? Estaré bien, de hecho; creo que estoy progresando. 


—Sí, quizás —Mark escuchó un suspiro cansado de Lee Donghyuck—sólo ten cuidado, ¿Sí? no me gustaría perderte por alguna razón. Suponiendo que tu romance este termine siendo una total decepción para ti recuerda que estaré aquí para ti, como siempre. Incluso si después vuelves a él y te vuelve  a herir yo seguiré apoyándote, seguiré esperándote porque eres realmente importante para mí.


—Gracias Donghyuck —Mark sonaba sincero, de verdad estaba agradecido—, gracias por ser tan buen amigo conmigo.



Y colgó, ni siquiera le dio la oportunidad a Donghyuck de explicar que sus palabras no iban exactamente dirigidas en ese sentido. Lee Donghyuck miró la pantalla de su celular, su registro de llamadas estaba lleno de Minhyung. Se rió de sí mismo y miró al techo durante toda la noche.

Él también era patético.

4s || ʲᵒʰᶰᵐᵃʳᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora