OO1

42 6 0
                                    

La noche envolvía a Hyejoo lentamente, quién observaba con paciencia las estrellas. Tan brillantes y con un tono amarillento, irradiando una seguridad tan parecida a la de Chaewon. Sus ojos se aguaban cada vez que pensaba en su nombre; era tan dulce como la persona que lo portaba.

Park Chaewon.

Miel para sus oídos.

Podía buscar por horas una explicación a su nombre, letra por letra podía pensar en todas sus anécdotas, sus fortalezas y sus debilidades; podía recordar su sonrisa, tan risueña y alegre, tan carismática y extrovertida.

Toda su vida se marcaba cómo un antes y después de Gowon, incluso si el dolor producido por su partida la había partido al medio. Hyejoo estaba perdidamente enamorada de la rubia y todo había comenzado cuando la conoció en un café, mientras Olivia tomaba su frappé.

Chaewon tomaba frenéticamente su caramel machiatto, devorando un croissant y riendo de un vídeo que estaba viendo en su celular. Una luz provenía de sus ojos, eran como fuegos artificiales atrapados en sus dos iris, atrapando por primera vez a la menor.

"El primer amor es el que más duele", se dice en la creencia popular. Probablemente es cierto; pero creo que nadie sabe lo verdadera que es ésa frase hasta que la siente carvando su propia piel.

"No me olvides" fueron las últimas palabras de Chaewon antes de irse de la casa de su novia, entre risas y bromas que estaban haciendo. No me olvides... no me olvides, no me olvides. ¿Cómo podría olvidarla, de todas formas? Ese chiste entre irónico y ácido la hizo pensar demasiado por muchísimos meses luego de la tragedia, y todo parecía incluso más agrio luego de saber que ya todo estaba planeado. Sus últimas palabras fueron no me olvides... cómo si ayudara en algo.

Todavía recordaba las pequeñas partes positivas sobre su pareja, como cuando cantaba las canciones que pasaban en la radio, cuando leía poesías en voz alta, cuando sonreía sin razón alguna y comenzaba a contar chistes bastantes malos, cuando tenía una opinión y comenzaba a saltar hasta que podía expresarla correctamente, cuando sus hoyuelos aparecían y dejaban su cara levemente marcada, cuando su expresión se tornaba seria mientras estaba bajo presión, cuando su risa inundaba la casa de la menor si sus papás trabajaban, como su cabello caía en cascada por el sofá-cama, como los libros que leían juntas se desparramaban por todo su cuarto, como saltaba a conclusiones y se desesperaba por nada, como sus muecas exageradas eran graciosas y raras, como sus plantas se marchitaban y las lágrimas inundaban sus mejillas regordetas cuando algo no salía como ella lo planeaba. Como existía, como brillaba.

E incluso con todos los defectos que podía llegar a tener, Dios, Chaewon brillaba. Brillaba como una estrella, como la que ahora mismo miraba a Hyejoo apoyada en su ventana.

Por momentos su corazón se realentizaba, como si los problemas que tenía en él también tuvieran que ver con el vacío que dejó su amada, pero se había perdido en sus pensamientos por mucho tiempo y ya no había nada más importante que llorar por la rubia.

Había dejado de ir al médico, la universidad y sus juntadas, ya sean familiares o amistosas. Había perdido interés en todo y se la pasaba acostada en la cama. Las compañías llamaban por las deudas apiladas, a veces hasta le cortaban el internet, la luz o el agua por su simple incapacidad de dejar la comodidad que sentía en el sedentarismo y la tristeza acumulada.

El amanecer se acercaba y la risa de su difunta ex novia inundaba su memoria, dejándola destrozada. Con suspiros lentos y su corazón cada vez funcionando menos rápido, la vida se sentía una cosa lejana.

Dios sabía que la extrañaba.

Se acomodó con el suéter de Chaewon, su aroma impregnado en las sábanas y en la almohada. Cerró los ojos y pensó, por última vez, en lo que más deseaba.

Miles de recuerdos pasaron por delante suyo. Su primer palabra, sus primeras vacaciones, la primera vez que caminaba. La primaria, la secundaria y las amistades fugaces que marcaban su vida, iba viendo cómo todo la moldeaba. Los golpes bajos, los triunfos altos. Siempre acompañada por su soledad silenciosa hasta que ese día de enero cruzó a la mujer más hermosa que había visto.

Todo mejoraba. La soledad ya no la abrazaba, ahora tenía brazos que la agarraban. Su tristeza ya no la acompañaba, ahora tenía una risa que la alegraba. Su corazón ya no dolía tan seguido, ahora estaba alguien que la acompañaba, control por control, decepción por decepción, buena noticia por buena noticia y sorpresas que no acababan. Su vida tenía sentido finalmente, y ahora que lo había perdido, sólo buscaba calma.

Son Hyejoo encontró tranquilidad a las 5:45 AM en su casa de Seúl, Jongno-gu. En su mano tenía apretada una foto con su ex novia, Park Chaewon, ya fallecida. El corazón de Hye había parado abruptamente, mientras tenía una sonrisa en su rostro.

Por fin encontraría a Gowon esperándola en la cama los fines de semana, para mirar películas y acariciarse las caras.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 21, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

one of these nights ♡ hyewon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora