Capítulo I

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Tenía unos pocos meses de vivir en este vacío departamento, otra vez él no había llegado a dormir, otra vez me ardía inmensamente mi marca, pero ya era costumbre.

Lo conocía de mi manada, él era el hijo del alfa de la Aldea, así que ese era un buen postor, y tenía un buen trabajo en un bufete de abogados, así que me comprometí con él, parecía amarme, tuvimos 3 años de compromiso y noviazgo, pero después de 6 meses de casados todo cambió, fue después de ser reconocido, la demanda de clientes queriendo que los representara, de eso ya otros 7 meses, pero hace cuatro meses, había quedado embarazada.

Siempre me atendía yo misma lo más que podía, pero no importaba cuánto me esforzaba por mantenerme bien, siempre me sentía cansada debido a la falta de mi alfa, tenía ojeras y me esforzaba por subir de peso.

Me encontraba aspirando la casa, no podía dejar alguna telaraña, ese era un entretenimiento.

Ahora estaba bajando en el elevador, una vez abajo arrastré las dos bolsas de basura nuevamente, otra carga pesada, me dirigí a los contenedores de basura, aquí empezaba el verdadero reto.

Miré a los lados en busca de algún alfa o beta.

Nada, nadie.

Empecé a tratar de levantarla, por dios, esto no tenía gran cosa.

Una vez más, tomé aire profundamente, y jale.

Era patético esto.

De acuerdo, una vez más.

La bolsa se levantó fácilmente cuando fue tomada por unas grandes manos.

Miré hacía el hombre alto y fornido.

Oh, era el hombre más atractivo que había podido ver en toda mi vida.

El tomó nuevamente la otra bolsa y la colocó en el depósito.

— Oh, muchas gracias señor...

— Jeon Jungkook. — se inclinó, ante lo que respondí de igual manera.

— Muchas gracias señor Jungkook.—
Él me miraba fijamente, con unos oscuros ojos, me sentí una presa, me empezaba a poner incomoda su intensa mirada, sin embargo, una brisa vino, olí su olor y quise correr a él y refugiarme. Miró hacia mi pequeña panza voluptuosa.

Justo cuando iba a ir a él, se volteó a mirar al edificio.

— ¿Necesita ayuda? — Me atreví a preguntar, llamando su atención.

— En realidad si, sólo quiero saber donde está el arrendador.

— ¡Oh!, claro, venga.— hice ademanes de que me siguiera y caminé hacia el complejo de apartamentos, pasé mi CARD por el identificador y las puertas de cristal se abrieron, lo guié hacia una oficina detrás de recibidor.— Mmmm ¿usted va a ver algún apartamento?

— En realidad, ya compré uno, solo vengo por mi código para poder pasar y unas llaves.— asentí a lo que dijo. Me detuve frente a la primera puerta.

— Es esta, que tengas buenos vecinos, suerte.

— Gracias.— me despedí con la mano y regresé por el camino para ir al elevador. No quería ser entrometida y hacerlo sentir incómodo, así que no me ofrecí a esperar y acompañarlo.
Además mi pies dolían.

Lisa, una beta que hacía guardia en el recibidor llamó mi atención con las manos.

— Ven.— me acerqué a ella. Ciertamente venía con ella a cotillear por las tardes e iba a mi apartamento cuando salía, ella era prácticamente mi mejor amiga.— ¿quién era ese rico alfa? ¿Por fin decidiste dejar a Jihoon?— frunciendo el ceño ante el mencionado negué y giré los ojos.

— No, como se te ocurre, respeto a mi alfa, además sólo le ayudé, y él no parece ser de los tipos que se les da las omegas embarazadas. — esta vez Lisa frunció el ceño, y me tomó de la nariz.

— A ver, cualquier alfa o beta te amaría y cortejaria, eres una omega bellísima, con buen cuerpo, con un aroma delicioso, amable, honrada, de buen corazón y única. No hay nada por el cual minimizarse.— sonrei mientras sentía el calor llegar a mis mejillas.

— Gracias Lisa, pero no hace falta subirme la autoestima, se que tengo buena imagen, y que soy amable, pero en este momento, con estas ojeras no creo serlo ni un poco. Además, deja eso de lado, me tengo que ir, mis pies me tienen muriendo.— me iba a alejar cuando escuché mi nombre.
Me volteé, el señor Jung estaba sonriendome y el señor Jeon detrás.

— Querida Yebon, veo que vas a descansar, ¿podrías acompañar al joven Jeon a su apartamento?— Y que más que decir, si la oportunidad se presenta... No había nada de malo con disfrutar el olor— Disculpa por darte esta tarea, se ve que estás cansada.

— Claro, no es nada, igual y me queda de camino, ¿cuál tiene?

— Es tu vecino nuevo Yebon, se amable con él.— no había mejor noticia, por fin iba a tener un vecino joven, en mi piso habían varias personas adultas, había una chica omega que era muy alzada, y había otro alfa con aires de suficiencia, muchas veces el tipo se acercó a mi, con intenciones nada buenas, sin embargo tener a alguien que se veía normal como Jungkook, aparte de inmensamente guapo, era bueno, podría llevarle algo, y distraerme.

— En definitiva tiene una buena vecina, señor Jungkook, te daré algún platillo como bienvenida en otro momento, vamos entonces.

— Vamos, espero no causarte mucho cansancio.— subí al elevador mientras él se posaba a mi lado, su olor a miel me envolvió, definitivamente el estar encerrada con él en un lugar chico era bueno y malo, porque su olor me adormeció por completo, hacía mucho tiempo que no sentía está tranquilidad, me sentía protegida y como si fuera a ser mimada, como si pudiera recargarme en él, meter mi cabeza entre su cuello y nunca sacarla de allí.

Por supuesto, me alejé discretamente, y vi por el reflejo del elevador que me miraba, me veía fijamente, estaba segura que si lo veía a los ojos me acercaría a él demasiado, mientras luchaba conmigo misma, las puertas se abrieron.

Lo miré abruptamente.

— Sigame. — por supuesto no caminé tan rápido como me hubiese gustado, sino despacio debido a mi embarazo, me dolían mis pies, espalda y pechos, así que me dirigí al apartamento que estaba vacío.— Mire aquí, espero que seamos buenos vecinos y nos podamos ayudar mutuamente, iré a descansar, le traeré algo de bienvenida, supongo que va a vivir sólo, así que le hará bien una comida casera. Mientras iré a descansar, de todos modos cualquier cosa, llame a mi puerta, es un gusto tenerlo de vecino. — estire mi mano queriendo estrechar la suya, y cuando lo hice, sentí un fuerte temblor en mis piernas.

— El gusto es mío. — sus ojos me miraban intensamente, sentí a mi omega rasguñando para salir, y lo solté abruptamente lanzándome hacía atrás lejos de él.

— Si necesita algo, me llama. — le sonreí y pegué media vuelta, lo más rápido que se me permitía, me dirigí a mi apartamento e ingresé la clave rápidamente.

Cuando estuve dentro me senté en mi sillón, cansada e impactada.
Hacia un año no sentía a mi omega queriendo salir, usualmente estaba triste y oculta, arropando a su bebé en el interior y nada más.

Así que era raro para mí, pero estaba feliz de sentirla.

Somos de ese alfa.

Resonó en mi interior.

Un buen Alfa 《J. JK》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora