Inspiración.

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La he estado buscando. Bajo las sábanas, en el último cajón del armario, sobre el mueble de la entrada.

Pero no está. Antes llegaba con murmullos extraños, con voces en la fila del supermercado, con una capucha misteriosa.

Ahora ni en la más cruda tristeza tiene la compasión de golpearme para mantenerme dormida un rato más.

Ni las tres de la mañana me sonríen como antes.

Ya no puedo decir que soy persona nocturna. No puedo decir que soy persona diurna. No me sé cuál es la hora buena del día, solo se amontonan en una pasando de una manera que me asusta pero no sé detener. "Era necesario parar el tiempo", pero ni con tiempo volvería.

Solo le pido que acuda más para mí que a mí y me deje acabar todos los cuadros que prometí hacer, aunque luego se marche sin motivo de regreso, aunque me encuentre en cinco días pensando en esto una vez más.

No hablo de una persona, hablo de eso que tanto espero, busco, si es necesario robo. Ya no funciona, nada de esto lo hace.

Quietly screamingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora