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JeonGguk ha dormido como un lirón, menudo es. Se despierta a las diez, mira la hora, bosteza, se da media vuelta y a los dos minutos esta sobado otra vez.

Tiene un sueño muy tonto, esta jugando al fútbol, va a meter gol, tira y el balón se convierte en melón en el aire. El portero lo atrapa, y en la siguiente escena, están sentados comiendo el melón, partido en rajas. Hay un chico que carece de cara, y que le ofrece un trozo de melón. JeonGguk lo acepta. El melón está muy jugoso y rico, y el chico le sonríe mientras se lo come. Si, ya sé: no tiene cara, pero le mira y sonríe, así que tiene ojos y tiene boca. Bueno, los sueños son así y Gguk no tiene culpa.

Se despierta sediento. Son las once y media. Desayuna una torta y un vaso de leche, y lee un libro sobre los aborígenes australianos. Cuando esta leyendo un párrafo en el que se explica un método de pesca consistente en arrojar a las charcas plantas venenosas, suena el telefono.

¿Y quién es? Pues la única tía que le ha llamado de seis meses para acá: su madre (eso si descontamos a Mina la Espantosina. JeonGguk, por su lado, lleva seis o siete meses sin llamar a ningúna pavita, ¿para qué? No conoce a ninguna que le interese más que un buen libro)

Su madre le pregunta qué tal se las maneja, pero, mamer, si os fuisteis el sábado y hoy es martes, qué tal la chica, pues al final resultó ser un chico y bien (eso es toda la información que suelta JK el escueto, bien), pues por aquí fenomenal, buen tiempo y eso, y tu padre que ya sabes como le rejuvenece el mar, y tu hermano YugYeom está siempre con una amiga...

JeonGguk estaba a punto de decir que esa amiga es su novia veraniega, pero se corta, ¿para qué meter cicaña, con lo contenta que está su madre con la del resto del año, Irene la pelota?

Su madre le recomienda las tonterías de siempre, que coma mucho y beba leche, y que salga por ahí, que nos tienes preocupados, siempre en casa, (más preocupados les tendría si fuera como otros, piensa JeonGguk, fumando canutos y metiéndose éxtasis, pero en fin.) ¿Seguro que no quieres venir? No, mamer, tengo que estudiar para aprobar. Ay, como eres, trocito de mí. Menuda cursilada, piensa Gguk, la pobre chochea. Se despiden cariñosamente.

JeonGguk retoma el libro sobre los aborígenes, e inmediatamente suena el teléfono otra vez. Seguro que es su jefa, que seguro que se ha olvidado de preguntarle si ha regado las plantuchas del salón y de su cuarto, o decirle que tome fruta. Se admiten apuestas.

Descuelga, haciendo acopio de santa paciencia, y salta la sorpresa: resulta que es Hoseok, que se queda en agosto en Busan, el muy pringado. También ha cateado selectividad, aunque él merecidamente. Y encima, no se queda a su bola, se queda con sus cajeros automáticos.

Se citan a las cuatro, Hoseok traerá la consola y un par de videojuegos.

Cuando JeonGguk ataca el pollo asado piensa por segunda vez en todo el día -la primera fue cuando su madre le preguntó por ella y él le aclaro que en realidad no era ella sino él. También le contestó con un racanísimo bien -por YoonGi. La verdad es que no está mal, este pollito. Y YoonGi tampoco, lo que pasa es que es un poco susceptible y respondon.

Aunque, quién sabe, fantasea JeonGguk, a lo mejor es que simplemente posee un carácter fuerte y aguerrido, lo cual no excluye que sea bondadoso. A lo mejor es, simplemente, que se parece a la india sioux que inventó esa canción...

JeonGguk mete cubiertos, platos y vaso en el lavavajillas, y se echa un ratito ¡Hay que reponer fuerzas!

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⏰ Última actualización: Aug 24, 2019 ⏰

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que poca prisa se da el amor / kookgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora