Yo y ¿Ed Sheeran?

4| Tres días

Han pasado tres días desde el concierto, tres días desde que viví el mejor día de mi vida, tres días desde la última vez que vi su sonrisa. 

— ¡Perdone!

Parece mentira la manera en que te atrapan los buenos momentos, te absorben del presente y te atrapan en su recuerdo.

—¡Llevo esperando un buen rato por mi café con leche!— los gritos frente a mi hacen que me sobresalte y casi dejo caer la jarra con el café sino fuese por la ayuda de mi amigo. 

— ¡Ey, ey,ey, cuidado señorita!— Cody aparece detrás mío y coloca su mano sobre la mía para evitar que la jarra se caiga y a su vez su mano libre se posa sobre mi cintura cariñosamente. Me giro hacía él al notar el contacto, Cody me dedica una gran sonrisa antes de quitarme la jarra de las manos y ir a servir al cliente. 

Cody y yo trabajábamos a tiempo parcial en una cafetería americana ambientada en los 80. El suelo del local era a cuadros blancos y negros, con las paredes pintadas de colores pastel adornadas con un montón de cuadros de famosos que han visitado el lugar. Ahora mismo su popularidad no es tanta ya que solo la visitan gente de la zona, pero cuando abrió era el punto de encuentro de varios famosos. 

Los turnos que tenemos suelen ser para los mismos días, para trabajar juntos, pero desde el concierto y mi encuentro con Ed Sheeran los turnos son más de Cody que míos. Estoy dispersa, pensando en lo ocurrido en vez de en atender a los clientes y ayudar a Cody en el trabajo. Intento centrarme pero a los pocos segundos de conseguirlo vuelve a mi cabeza la imagen del pelirrojo. 

— Princesa ¿Estás bien?— Cody se acerca a la barra y se sienta en uno de los taburetes que hay enfrente, el más cercano a mi. 

— Si, si, solo ando un poco distraída.— obviamente no le conté a Cody mi charla con Ed, él se piensa que estoy deprimida por no poder quedarme hasta el final del concierto ya que no me dejaron salir de la sala hasta que terminó.

— Si quieres puedo cubrir tu turno también, no hay mucha gente, vete a casa a descansar. Cuando acabe los turnos me paso por tu casa a ver como estas.— de verdad que muchas veces pienso que no me merezco tener un amigo como Cody, siempre da todo lo que puede para verme bien y cuidarme. Las pocas veces que le he visto mal he intentado hacer lo mismo por él, pero se de sobras que no tiene ni punto de comparación con lo que hace por mi, aunque siempre finge que si, para verme feliz. 

— Pero...— intento reclinar la oferta, no puedo dejar a Cody solo cuando el turno es de los dos, pero el me interrumpe. 

—SHHHT.— lleva su dedo índice a su boca para hacerme callar— Vete a casa de una vez, que me distraes y no puedo trabajar.— se levanta del taburete y viene junto a mi detrás de la barra para quitarme el delantal. 

— No se que haría sin ti cabezota— le digo riéndome de las dificultades que tiene para quitar el doble nudo del delantal. Cuando finalmente lo consigue lo deja en el almacén y me acerca mis cosas  —Hoy me voy, pero te debo un turno.— me voy hacia la puerta sin dejar de mirarle y señalándole acusadoramente.  Una vez ya estoy fuera nos despedimos sacudiendo la mano a través de la puerta de cristal, cada vez más efusivamente hasta que Cody le da a otro camarero que pasaba a su lado y tiene que parar para disculparse.— Chico estúpido...—susurro para mi antes de darme la vuelta para dirigirme hacía casa, pero un cuerpo impide que avance. 

— Lo siento mucho— la persona con la que he chocado se disculpa agarrándome por los hombros ya que en el impacto casi caigo al suelo.— Ey... ¿Tu eres...— a pesar de sus oscuras gafas de sol puedo notar como me mira fijamente—... _______?— me fije más en el individuo y conseguí ver pequeños mechones naranjas asomándose por la gorra con las letras HP que llevaba. 

— No puede ser...— me tengo que tapar la boca con las dos manos para no gritar y llamar la atención. 

— Ven conmigo.— el pelirrojo me agarra de la muñeca y me lleva a la calle continua, donde ya no pasa tanta gente porque estábamos consiguiendo que los clientes empezasen a mirarnos desde los ventanales de la cafetería. 

Una vez comprueba que no hay nadie a nuestro alrededor el chico se quita las gafas de sol, confirmando lo que pensaba, es Ed Sheeran. 

— Espera, no puedo creérmelo ¿Que haces aquí? — sigo con los ojos abiertos como platos procesando este encuentro. Aunque lo que más me sorprende de esto es que aún se acuerde de mi nombre, después de todo que siga aquí es normal, solo hace tres días que fue el concierto, seguramente este haciendo turismo.  

— He salido a pasear un rato, mañana me marcho de aquí y aún no he visto nada de la ciudad y me han dicho que en esa cafetería han ido bastantes famosos.— se encoge de hombros como si fuese lo más normal del mundo, que al fin y al cabo lo es, nadie le prohíbe salir a la calle, pero me resulta gracioso que vaya a lugares porque hayan estado otras celebridades, como un fan y no otra celebridad. En realidad no sé porque se lo he preguntado, pero es lo primero que me ha pasado por la cabeza y luego las palabras ya han salido solas, si es que quedar como una idiota es lo mío.— ¿Y tu? — me sorprende la pregunta, más que nada porque se ve bastante claro que vivo aquí, pero no soy la más indicada para decir nada sobre hacer preguntas con respuesta evidente. 

— Vivo aquí, y salía de trabajar en la cafetería donde nos encontramos.— le explico y de repente se forma un gran silencio entre nosotros que se alarga unos pocos minutos más hasta que Ed lo rompe. 

— Me resulta raro porque estuviste en mi concierto, por lo tanto eres una fan y no estás ni chillando ni pidiéndome fotos y autógrafos para ti y todos tus amigos. — al acabar la frase suelta una pequeña risa, más bien como un suspiro, eso suena a todo lo que deben hacer sus fans cada vez que le ven.  

— No lo había pensado hasta ahora la verdad...— me desespero después de escuchar eso, sería muy vergonzoso haberme cruzado dos veces con Ed Sheeran y no haber pedido ni una mísera foto con él— Eh... ¿Entonces nos podemos hacer una foto?— le pregunto tímidamente a lo que Ed solamente sonríe haciendo que le mire con expresión de duda, a lo que él contesta:

— Solo si pasas la tarde conmigo.