Sonata De Verdad •1

56 7 0
                                    

Aquel sonido que quería alcanzar la perfección, aquel sonido que deslumbraba a todos menos a aquel señor con lentes que fruncia siempre el entrecejo en cada interpretación que hacia su hijo.

Una sonata que rompía el corazón de muchos al escucharla ya que está transmitía dolor y tristeza, está nunca reflejaba felicidad y alegría, y eso se debía a que su intérprete no sentía aquellas emociones.

– Lo hiciste mal otra vez – el señor acomodó sus anteojos– ¿Cuántas veces tengo que decirte que el vibrato no se hace de esa manera?– interrogó el mayor.

– ¿Cuando dejaras de cuestionar mi música?– pregunto el pequeño niño que llevaba consigo un violín bien cuidado.

– Dejaré de hacerlo cuando lo hagas tan perfecto como aquel chico – el señor señaló a un castaño que acababa de empezar su interpretación.

– Siempre me comparas con el – murmuró el niño molesto y triste.

– Lo hago por tu bien – el mayor se cruzó de brazos – Tetsuro, debes perfeccionar tu música–

– Mi música no será perfecta nunca papá, entiendelo – el niño de ojos rasgados como un gato se retiró del lugar dejando a su padre solo.

Kurō Tetsuro era uno de los nombres que más resonaba en la ciudad pues era uno de los mejores violinistas, un niño que nadie podía superar claro si olvidamos que existe Oikawa.

Tetsuro estaba arto de la música, y la estaba comenzando a odiar, el tener su violín en la mano le causaba miedo, pavor.

Este creía que cada melodía que interpretaba salía terrible y Kurō empezó a creer que así era ya que su padre se encargaba de decirle siempre que lo hacía mal, que le faltaba esto, aquello, que el vibrato no se hacía de esa manera, que no logró alcanzar la nota mayor etc.

Tetsuro quería salir de la música por qué pese a ser un niño de 8 años sabía muy bien que su música le estaba causando daño y lo seguiría haciendo si no paraba de ejecutar su instrumento.

Al final el niño de cabello negro se dirigió a su sitio de tranquilidad donde podía pensar tranquilamente un lugar donde su padre nunca lo buscaba, " el parque de la ciudad" ese era el escondite de Tetsuro, siempre iba y se sentaba bajo aquel árbol mientras limpiaba su violín o lo afinaba, pero esta vez no estaba solo, debajo de aquel árbol estaba lo que parecía una niña con un videojuego en las manos.

El pequeño se aclaro la garganta y se sentó al lado da la niña – Sabes, este lugar no es para una niña – dijo Tetsuro colocando su violín a un lado de el.

La persona que jugaba atento aquel videojuego no levantó su vista y siguió con su juego – Creo que es el lugar inadecuado para alguien triste, así que el que debería irse eres tú –

–¿Ah?– Tetsuro frunció su entrecejo, ya estaba enojado con lo de hace unos momentos en la presentación y ahora esta niñita se atrevía a quitarle su único lugar de paz, ugh que mal por la niña pues Kurō sacaría su enojo contra ella.

– Y en segundo lugar deberías de dejar de pensar que soy una niña – Tetsuro ladeó su cabeza.

– ¿Entonces tú eres...–

– Muchos tienden a confundirme como mujer así que no importa – el pequeño se encogió de hombros y siguió su juego.

– Como sea, hombre o mujer lo que seas deberías irte, quiero estar solo–

– Eso debería decirlo yo, pero si deseas estar solo podrías irte a otro lugar, yo estoy bien aquí –

Nuevamente Kurō se molestó por la manera tan calmada en la que hablaba el otro.

Sonata De Verdad/ HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora