Epílogo

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Contemplo mi mano. La veo como si nunca la hubiera visto y ahora fuera algo desconocido. Algo que casi toca el cielo, ¿estarás ahí? Quiero creer que no. Mi mano que siempre tomó la tuya, aspera, sucia; me gustaba tu mano. Tu mano siempre fue la que estuvo ahí para agarrarme, ¿cuándo nos soltamos?

El cielo me refleja su enfermizo color verde y mi mano, tan pálida que casi se ve grisácea me hace preguntarme si te verás así ahora. Ya son tres meses. ¿Tu cuerpo se descompuso ya? ¿Estarás más gris que yo ahora? Más pálido, más blanco, más muerto. ¿Alguna vez hubo cuerpo y sino, dónde estás, Nox?

Estoy pérdida. He volado horas intentando que me trague el cielo, intentando verte reflejado, pero no hay caso. Las nubes tan densas y el domo no me dejan ver ya ni siquiera el sol ¿Dónde estás se ven sus rayos y te calientan? ¿Se respira bien ahí? No quiero pensar en eso o me inundarían las ganas de saltar de mi tabla.

Mis lágrimas son estelas. Nadie vuela a esta altura tan tarde, así que caen con total libertad contra los tejados. He dejado un rastro de llanto en toda la comuna. He gritado, llorado y suplicado tanto, que creo que hasta los Antiguos me han escuchado.

Mañana se van Nox. Mañana se van de la ciudad tus padres. Ellos quieren olvidar, comenzar de nuevo. Comenzar de nuevo sin ti, pero yo no puedo. Yo me quedo aquí sola, recordando. Y debo de ser egoísta por hablar de mí, por querer que vuelvas sólo para ser mi amigo. 

Nox, lo prometimos, estaríamos juntos y me dejaste. Me dejaste sola sin saber dónde estás. Porque lo horrible es tener la esperanza de que un día, volverás a tomar mi mano.

Orvis DivisaWhere stories live. Discover now