Es aire,
incesante viento, agua y arena.Parece poco para el hombre joven
que aquí llegó a vivir con sus incendios,
y sin embargo el pulso que subía
y bajaba a su abismo,
el frío del azul que crepitaba,
el desmoronamiento de la estrella,
el tierno desplegarse de la ola
despilfarrando nieve con la espuma,
el poder quieto, allí, determinado
como un trono de piedra en lo profundo,
substituyó el recinto en que crecían
tristeza terca, amontonando olvido,
y cambió bruscamente mi existencia:
di mi adhesión al puro movimiento.[El mar - Neruda]
Aquel día lo cambió todo, todo lo existente acabó arrasado obligando a los axian, una raza de seres luz nacida hace millones de años, renacer de una nueva forma.
Era 27 de mayo de cuyo año no consigo recordar, un día antes de la catástrofe.
Se despertó temprano, se vistió y bajó al salón que se encontraba tan desierto como de costumbre. Estaba acostumbrada a estar sola, pero aquel día lo sintió todavía más. Tras desayunar algo rápido cogió su cuaderno, un estuche con lápices y una botella de cristal, los metió en el macuto que descansaba al lado de su cama y se encaminó a su lugar favorito.
La arena y el mar siempre le habían transmitido tranquilidad y era el único lugar en el que podía ser ella misma, el único lugar donde podía liberar sus pensamientos y dejar fluir las ideas que se expandian en su cabeza. De pequeña tenía costumbre de subirse a las rocas más altas de la playa para así tener mejores vistas, pero debido al peligro que corría al hacerlo su madre no le dejaba acercarse allí, en ese momento ella ya no estaba para poder impedirlo.
Llegó a su destino después de andar durante media hora. Hacía calor pero el poco aire que corría ayudaba bastante a soportarlo. Las vistas eran preciosas, al igual que la sonrisa que se expandía por su delicado rostro dejando así entrever sus afilados dientes color marfil, sin embargo necesitaba más, quería observarlo todo mejor, anduvo hasta llegar a las rocas, las escaló y se sentó en la punta de una de ellas, al borde de la caída. Sus ojos experimentaban un gran placer al observar el mar a medio amanecer con las olas golpeando el acantilado, algunas de ellas rugían tan fuerte que llegaban a transmitir terror, pero para ella únicamente era melodía y poesía que conseguía engatusar su consciencia y que hacía aflorar de su memoria recuerdos tan lejanos que consiguieron bañar sus rojas mejillas con la misma agua salada que la de las olas. Sacó su cuaderno y los lapices del estuche y comenzó a dejar fluir su mano, cerró los ojos e intentó definir sus sentimientos con una imagen, abrió de nuevo los ojos y comenzó a dibujar. Al terminar la obra la dobló y la metió dentro de la botella de cristal que llevaba, la cogió con sus dos manos y se la llevó al pecho. Ahora se encontraba de pie, con los ojos cerrados nuevamente, no quería ver lo que estaba a punto de suceder, dió un paso hacia las olas y notó como su corazón se aceleraba, dió otro paso y el viento le azotó el cuerpo, ella sabía que era peligroso pero una fuerte energía la forzaba a hacerlo. Finalmente cayó impactanto contra una roca poco profunda que acabó rompiéndole todos los huesos del cuerpo y por ende, terminando con su vida.
El lugar ahora había cambiado, miraba a través de la ventana mientras la luz cálida de la mañana bañaba su rostro y hacía brillar sus ojos resaltando el verde de su iris. Observaba algunas de las hojas que caían de los arboles que se encontraban fuera del recinto, eran bastantes las que volaban sin rumbo. Era un día soleado, no obstante hacía tanto viento que perfectamente podría caerse un árbol o una farola en cualquier momento. Cerró los ojos y al instante los volvió a abrir para centrar su atención en lo que decía el profesor, hablaba sobre las extinciones de especies a lo largo de la historia de la Tierra, se centraba en la extinción masiva del Pérmico-Triásico o llamada también de manera informal 'la Gran Mortandad'. Esta extinción acabó con aproximadamente el 95 % de las especies marinas y el 70 % de las especies de vertebrados terrestres debido a un vulcanismo extremo, un impacto de un asteroide de gran tamaño o la explosión de una supernova. Fue el evento de destrucción sobre la biosfera más devastador que la Tierra haya conocido.
Centró de nuevo la atención sobre lo que se hayaba más allá de la ventana de la clase, el tiempo había cambiado considerablemente en el poco tiempo que había dejado de observarlo, el cielo estaba lleno de nubes iridiscentes que adoptaban colores pastel, el viento había cesado considerablemente y se obserbaba a un sol bastante intenso, que iluminaba hasta el rincón más oscuro del lugar.
El rostro de la muchacha era serio y sus ojos habian dejado de desprender vida, eran oscuros a pesar de la potente iluminación en la que se encontraba, fijó la mirada en la zona más lejana que su vista pudo captar, una ola enorme se dirigía hacia ellos arrasando todo a su paso. Se comenzaron a escuchar gritos ahogados de terror y comenzó a cundir el pánico, si no se daban prisa en un par de minutos la ola los alcanzaría.
La chica observaba atónita la situación, todos lloraban y huian por la puerta que daba al pasillo principal. Iba a salir corriendo ella también pero se detuvo.
- Noah vamos, tenemos que salir de aquí ahora.
El chico se encontraba en una esquina de la clase en medio del caos llorando y temblando, resbaló con la espalda apoyada en la pared hasta acabar sentado de el suelo agarrando sus rodillas entre sus dos brazos como si eso le ayudara.
-NOAH!
El chico se encontraba absorto de su situación y en su rostro se podía observar una mirada tan vacía que era imposible no llorar al verle. La muchacha sabía que no podía quedarse allí esperando una respuesta. Corrió al pasillo, ya casi vacío y se dirigió al patio, no sabía hacia donde dirigirse, la ola estaba al caer y no tenía escapatoria. Estaba asustada, sus ojos ya comenzaban a llenarse de lágrimas y lo único que se le ocurrió fue dirigirse al gimnasio donde habían más niños asustados y parecían encontrarse tan perdidos como ella. Sabiendo que todo aquello iba a terminar mal y que no iba a poder hacer nada para impedirlo comenzó ha sentir un intenso dolor en su pecho. Las manos y la cabeza le ardían. Angustiada y casi sin poder respirar subió a la parte superior del gimnasio por las escaleras que se encontraban a escasos metros de ella y a duras penas lo consiguió. Le faltaba el aire, se arrodilló nada más llegar arriba y obserbaba como la inminente ola arrasaba todo a su paso y en segundos iba a acabar con ella. Sintió de nuevo ese calor en el pecho pero todavía con más intensidad, era como si le estuvieran quemando la carne. El oscuro pelo se elevaba en el aire hasta quedar supendido a su alrededor, su piel antes morena se había quedado pálida y el fuerte ruido que había a su alrededor hacía que se mareara y perdiera el equilibrio logrando que poco a poco sus ojos se cerraran y terminara perdiendo el conocimiento. Una esfera de luz violeta la envolvía como una capa protectora mientras la ola se la tragaba y arrastraba consigo todo a su paso.

ESTÁS LEYENDO
Besos de Agua y Sal
FantasíaClaire es una joven que vive en un cuerpo que no le pertenece. Debido a la gran guerra que arrasó con la mayoría de los de su especie, ella y su madre tuvieron que huir y mezclarse entre los humanos adoptando un nuevo aspecto. Han pasado 5 años desd...