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Advertencia: ligero angst(¿

Johnny le sonrió a Jungwoo, su esposo pero desde el rabillo sólo podía sentir a Doyoung, a Kim DongYoung.

Si es que era el destino jugándole una mala pasada o si el contrario se trataba de una nueva oportunidad, Johnny no quería prestarle atención.

—¿qué deberíamos pedir?—preguntó con ternura Jungwoo mientras leía la carta.

Jaehyun rió y le señaló a Jungwoo que tenía la carta al revés, ambos empezaron a reír y Johnny se acomodó para mirar al frente y encontrar su mirada con los ojos negros y profundos de Doyoung que sonreía como si fuera la situación más divertida de su vida.

—así que, Doyoung también estudió periodismo en la misma universidad que tú, hyung—Jaehyun dijo intentando comenzar una conversación para aligerar el clima.

Doyoung era el novio de Jaehyun, y Jaehyun el hermano menor de Jungwoo, Johnny sólo estaba en esta cena porque era el esposo de Jungwoo, de otro modo no tendría por qué conocer al novio de Jaehyun.

Y mucho menos le interesaba si el novio de su cuñado era su ex novio de la universidad.

—ya veo, nunca lo vi alrededor—comentó distraído mientras fingía leer la carta.

—que mal, estoy seguro de haberte visto, Johnny—Doyoung pestañeó repetidas veces y Johnny frunció el ceño.

—pues no lo recuerdo.

—Johnny es muy reservado—aclaró Jungwoo jugando con la mano de su esposo—no lo tomes a mal si no te recuerda, ni siquiera sabía mi nombre incluso cuando iba todos los días a mi trabajo—el chico apoyó su cabeza en el hombro de Johnny sonriendo.

Y Doyoung corrió la mirada—ya veo.


Aunque fueron pareja en la universidad, no todo fue color de rosa, Doyoung era la única persona en su vida que Johnny había lamentado no poder conservar, no porque fuera reservado como decía Jungwoo, cuando conoció a Doyoung no era reservado, ni siquiera lo era en la universidad, siempre fue extrovertido.

Pero terminar con Doyoung cambió su personalidad por completo, el mundo se volvió caótico y sólo encontró refugio en Jungwoo, el chico bonito de la cafetería en la que siempre estudiaba.

Jungwoo le dio cariño y le hizo volver a creer en el amor, sin embargo, era increíble como todos los amores podían ser tan malditamente diferentes, Doyoung ardía como una llama que quemaba todo y Jungwoo era como una brisa que a penas daba una caricia.

Mentiría si dijera que no echaba de menos ese remolino de emociones que Doyoung causó en su vida pero la única verdad era que aquello era algo que no podía enfrentar, algo que era incapaz de sobrellevar.

Porque Doyoung era intenso, si lo sujetaba, lo hacía tan fuerte como para ni siquiera dejarlo respirar y Johnny ya estaba grande para esos juegos.

A demás de que llevaba dos años casado con Jungwoo, y quizás no era el tipo de vida que imaginó pero era cómodo y cálido, era como ese suéter que no usamos en reuniones de trabajo pero que nos encanta tener puestos en casa.

Jungwoo era eso en su vida y era lo que Johnny necesitaba a sus treinta años.

Pero ahora estaba Doyoung ahí, sentado en frente suyo mirándolo con esos preciosos ojos negros, sonriéndole y regalándole golpecitos en el pie debajo de la mesa.

Doyoung seguía como cuando tenía diecinueve años, atrevido, juguetón y probablemente gruñón, sus conversaciones viajaban desde anécdotas con sus amigos hasta proyectos de su trabajo. Le ponía un condimento a sus conversaciones que se volvían divertidas, profundas e intrigantes.

Déjà vu JohnDo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora