"ESTABILIDAD EMOCIONAL"

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A veces no creía en aquel sentimiento llamado amor, más aun aquel que había visto un mes atrás, era una especie de vinculo bastante peculiar que por alguna razón no le parecía natural. Pensaba en ello mientras llegaba a la casa del ingles quien le había invitado a comer, esperaba que la comida la hiciera alguien mas o seria un devastador festín.

Entro a la casa, estaba entusiasmado ya que estaba Matthew y Alfred, era un tipo de reunión familiar, en el que sus pequeños ya hechos hombres comían y convivían, fue al comedor donde los americanos estaban sentados mirando los scones humeando, Matthew no tardo en salir corriendo de la casa hacia el jardín, se había atrevido a comer uno, Arthur salió en su auxilio, mientras tanto el astuto americano reía pues ya sabia la maña para no herir los sentimientos de Arthur pues este se esmeraba en cocinar siempre para ellos.

Ver a Alfred con esa sonrisa peculiar denotaba que tenia un bello sentimiento en su vida, algo como si de un cuento de hadas se tratase, por alguna razón le inquietaba esa relación entre Rusia y el, política y quizás sentimentalmente, celos o quizás amargura propia, no lo sabia a ciencia cierta, pero ahora aprovecharía a sacarle la verdad al americano pues justo ahora se veía tan vulnerable.
Se aproximo a la mesa y tomo una silla, de forma sutil se sentó frente al americano, le clavó los ojos y con una expresión como si se estuviera burlando de este.

-Es increíble comer scones y no estar vomitando, pero sabes que es mas increíble- hizo una pausa y cambio su tono de voz a una mas sarcástica – Que la hermosa América libre e independiente sea esclavo de un hombre cuya nación solo debe considerarse basura, ser dependiente del deseo de un hombre mentiroso, ruin, mujeriego y tan vil que aparearse en el cuarto eléctrico de un  recinto a escondidas de todos y a la vez en todo, creyente de un ingenuo amor, ya no se que es peor o ¿tu que piensas? Ehh Alfred-

Estaba en verdad impactado por lo que Francia le había dicho, sabia que el francés aria a querer saber detalles de su relación, sin embargo no solo los había descubierto, si no había visto esa brecha entre ellos, una donde faltaba bases para considerar eso amor, estabilidad emocional. Tenia los ojos llenos de incertidumbre, Francia hablaba de forma verídica, eso ya lo sabia de Rusia. Inclino la vista había un costado.

Francis internamente se regocijaba por causar esa desestabilidad en el risueño Alfred, derrumbar su sonrisa enamorada.

Entonces la joven nación medito y recordó lo que Iván le dijo en el anden del aeropuerto antes de marcharse a Rusia, de nuevo pudo sonreír, esta vez enternecido. Levanto su vista y la fijo en el francés, tranquilo y de forma segura le respondió.
-Los estoy tirando al suelo, sin que se de cuenta- pauso -Nadie es esclavo ahora, incluso las mejores naciones han sido peor que basura y se dan el crédito de guerreros cuando nunca han luchado, dependiendo de una dama en particular, eso si es vil, cruel y cobarde. Que en sus anhelos por ese calor se acostó con un sin fin de personas a la vista de todos, creyente de que daba amor a todo cuando carecía del mismo por que el la mato. No se que es peor, si venir a sonsacarme o destruir algo por celos y coraje de que ninguno de los dos le perteneció, ¿tu que piensas? Ehh Francis-

-Eres un bastardo bastante astuto, nada de lo que dices ahora cheri puede lastimarme, en cambio tu, un novato en estos temas, dejándose ocultar en un lugar nefasto para cogerte, eso no es amor mi querido Alfred- rió.

De nuevo quería vencerle con esas palabras hirientes, no, no lo iba a conseguir -Prefiero ser suyo y que me pertenezca una vez a no tenerlo nunca-

Ahí estaba la respuesta que quería escuchar, Alfred estaba llevando las cosas enserio, estaba enamorado de verdad de Iván pues su tono de voz y esa mirada eran fuertes- ¿Qué te hace pensar así?, ¿Qué tan seguro estas de él?-

-Tan seguro que ya me entregue a el…-enrojeció ante la revelación y desvió su vista muerto de vergüenza.

Francis sonrió ladino, seria una lastima destruir ese amor que nacía en América hacia el eslavo, ya después podría hablar con el ruso y quizás sea mas fácil sonsacarlo a el.
Arthur entró a la casa con Matthew pálido apoyado en su brazo.

-Arthie querido, mejor pido comida a domicilio- comentó el francés.

-¡Si!-grito el canadiense.

EL DÍA QUE FRANCIA LOS DESCUBRIÓDonde viven las historias. Descúbrelo ahora