—¿Bueno?
—Amor...
—¿Sí, hermosa? Dime.
—Estoy en el centro... y de repente, todo se puso muy solo.
—Ajá...
—Y... apareció alguien, y creo que me viene siguiendo.
—¿Hay tiendas abiertas?
—No, todo está cerrado.
—¿Algún lugar donde haya gente?
—No, amor... y está caminando más rápido.
—A ver. Guarda la calma. Busca un lugar con gente. No vayas en línea recta. Dobla en una esquina y métete a un lugar abierto, con gente y escóndete.
—Amor, la esquina está muy lejos, y ya viene corriendo. ¡Amor!
—Mira... eh... ¿cómo es?
—Tiene una gabardina, y un sombrero, y no se le ve bien la cara. Es muy raro.
—De acuerdo. Cruza a la otra cera.
—Ya...
—Ahora... busca algún lugar abierto en el que te puedas meter y encerrarte.
—No los hay, es muy raro. No hay nadie.
—¿¡Pues en dónde estás!? El centro no puede estar solo.
—Amor... está gritando algo... se ha cruzado la cera...
—Sólo... corre... y busca el primer sitio abierto ¡Corre!
—Amor... ¡es muy rápido! ¡Amor! ¡Nooo! ¡Nooo!
—¡Amor! ¿Amor? ¿Estás ahí?
...
—Hola.
—¿Hola? ¿Quién eres?
—¿Quieres ver de nuevo a tu novia?
—¿¡Qué le has hecho!?
—¿La quieres ver de nuevo?
—¡Sí!
—Pues... cuando tengas tiempo... ve a la cocina. Toma un cuchillo, y clávalo profundo en donde quieras. Así pronto la verás.