1. La Expulsión.

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- ¡¿Qué?! - grito

- Lo que oye, señorita Dawson - me contesta el director

- No pueden expulsarme - le digo al director algo más calmada

- Claro que podemos, no es la primera vez que hace este tipo de cosas.

Bueno, y aquí estoy yo, discutiendo con el director para que no me expulse por una broma bien merecida.

- Solo fue una broma... - murmuro en mi defensa.

- Esta vez se ha pasado, señorita Dawson, solo a usted se le ocurriría dejar calva a una compañera y decir que solo es una broma.

Puede que me pasara un poco, pero es que esa bruja no me dejaba en paz, ni tampoco a mis amigos, tenía que darle su merecido.

- Oiga señor Merman, seguro que Judith no pretendía excederse tanto - habla mi madre - ¿verdad? - me da una mirada asesina y yo niego rápidamente. Sé que si me expulsan de nuevo me matará.

- Lo siento señora Dawson, la decisión está tomada, Judith tiene que irse - dice el director con su usual tono de amargado.

Es increíble, le hago un favor a todos y me expulsan por ello.

- Bien, ahora mismo iremos a recoger sus cosas - dice mi madre levantándose de la silla, se despide del director y sale del despacho.

Cuando mi madre sale del despacho me levanto de mi silla y miro al director con cara de pocos amigos.

- Estará contento, ¿no? - le digo con odio

- La verdad es que sí - me contesta con una sonrisa triunfadora y me dan ganas de borrarle esa sonrisa de un puñetazo. - Ya estaba algo cansando de tenerla siempre por aquí.

- Quizá si dirigiese mejor su escuela yo no estaría aquí tan a menudo.

- ¿Me está diciendo como hacer mi trabajo?

- No, le estoy diciendo que no sabe hacer su trabajo.

- Si no fuese porque ya ha sido expulsada recibiría un buen castigo, señorita.

- Mireme - extiendo mi mano hacia el - Estoy temblando - hablo con sarcasmo. - Solo le diré una cosa - sonrío - Tenga cuidado con su champú.

- ¡JUDITH! - grita mi madre desde el pasillo.

- ¡Ya voy! - respondo con una sonrisa en la cara.

Me dispongo a salir de la habitación, pero antes de llegar a la puerta me giro sobre mis talones y le saco el dedo corazón al director, salgo de ahí dejándolo con la palabra en la boca, me encuentro a mi madre en el pasillo hablando por teléfono, justo cuando llego a su lado corta la llamada y me mira.

- Vamos, tenemos que recoger todas tus cosas - me dice demasiado calmada.

Eso si que es extraño, las otras veces que me han expulsado - sí, hay otras veces, esta es la sexta en dos años para ser más concretos - se ha puesto a gritarme como una loca.

Bueno, supongo que se está acostumbrando. No me quejaré.

Caminamos por el pasillo hasta llegar a mi habitación, una vez que estamos dentro saco mi maleta de debajo de la cama.

Así es, esta no es una escuela normal, es un internado. Pero nada parecido a Laguna negra o cualquiera que hayáis visto en una de esas peliculas o series de misterio. Aquí no hay asesinatos o enigmas que resolver. Este sitio es una mierda.

Mientras vacío el armario mi madre habla.

- Mañana te vas a Los Ángeles - dice y yo paro automáticamente de meter ropa en la maleta.

Hasta que llegaste tú© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora