Capitulo Único

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Puedo verme caer. Atravesando las nubes mientras caigo en picada. Soy consciente de mi final. ¿Esto es lo esperaba? Quizá me lo imagine un poco diferente. Menos frio tal vez. Cuando el trabajo se convirtió un rutina, el maquillaje una máscara, la indiferencia una droga supe que de algún modo todo sería así. ¿Tengo alguien a quien culpar? Mis hombros se sienten cansado por el peso.

Mientras el avión cae, mi cuerpo entra en modo automático, es algo sencillo que de hacer, jamás me he preocupado mucho por mí misma, y mi trabajo es la seguridad de otros.

- Mantengan la calma, por favor - pido amable pero con firmeza a los pasajeros -

Pero incluso yo se que este es final. No puedo explicarlo, solo lo sé. Continuo trabajando mientras espero con calma el golpe...

Me arrepiento de muchas cosas. Es mi pensamiento antes de la colisión.

Sin embargo, espero un golpe que nunca llega. En su lugar despierto es una camioneta que anda sobre un camino de hielo.

Debo estar soñando, pues no hay conductor frente al volante. La camioneta se detiene y me deja en la intemperie de paisaje blanco. Vago sin saber qué hacer. ¿Así luce el final? A la lejanía veo los restos de algún accidente de aviación.

Ah.

Ya veo. Estoy muerta.

En el camino hacia los restos del avión recojo pequeños diamantes que están sobre la nieve entre grandes pedazos de hielo y granizo. Me parece un pasatiempo divertido mientras me acerco a mi tumba. No obstante, un movimiento por el rabillo del ojo me saca de mi estupor. No estoy sola. Busco a mí alrededor y veo una silueta blanca situada en una roca a unos pocos metros.

Era solo un pájaro. Me relajo de nuevo mientras apunto uno de mis diamantes hacia él. El ambiente se siente húmedo y no hay mucho viento. Si quisiera podría darle. Vislumbro una resortera a unos metros medio enterrada en la nieve, y contemplo la idea un poco más. ¿Estaría mal?

Tengo curiosidad. Si disparo, y mi golpe es certero ¿perecerá tranquilamente a sabiendas de su final? O ¿se aferrar a la vida y se enfurecerá ante la luz? ¿Tendrá un ser tan pequeño y frágil esos sentimientos? Quizá estoy pensando demasiado las cosas, es un mal hábito. Debería hacerlo y ya.

Apuntar y disparar. Si vive estará bien, y si no también. No seré culpable. Porque ya he pagado mis pecados. Así que levanto mi resortera recién descubierta, y apunto con uno de los diamantes al pájaro blanco. Mi mente divaga un poco pensando en lo irónico que sería si el pájaro fuera azul (*). Disparo.

Después de lanzar, mi vista se vuelve un poco borrosa por forzarla para precisar mejor mi objetivo. Cuando mis ojos recuperan su nitidez, la imagen ante mi ha cambiado. Ya no es un pájaro lo que veo caer. Es una persona. Tiemblo ante el suceso que me desconcierta. Inconscientemente corro hacia ella, al fin de cuentas, antes de morir mi trabajo era garantizar la seguridad de las personas. Pero cuando llego no hay pistas del pájaro ni de la persona. En su lugar esta un pequeño avión de papel. Sus alas están ligeramente salpicadas de un color rojo oscuro.

Escapó. El pájaro o la persona a quien le haya disparado escapó y está herida. Quizá sufriendo. De repente me siento culpable. Se me había olvidado, la mayoría de los seres de este mundo, se enfurece ante esa buena noche (**). Pienso haciendo alusión aquel poema. Aunque no puedo recordar todo su contenido.

No todos aceptan tranquilos su final. Algunos luchan. Camino a la deriva meditando la situación. ¿Debí luchar más? ¿Realmente di todo de mí? Miro a las primeras estrellas que van llegando a un cielo que se oscurece sin prisa. Creo contemplar la aparición de orión. Luce menos brillante que la última vez que la vi, aunque no recuerdo cuando fue esto. Bajando mi mirada continúo divagando. Los grandes pedazos de hielo y pequeños diamantes en el suelo hacen parecer al paisaje un escenario donde cayeron miles de estrellas. Miro al cielo una última vez:

MAYDAY : Diamantes en la nieveWhere stories live. Discover now