La Vida De Un Marine

LA VIDA DE UN MARINE

"Desde pequeños, siempre soñamos con ser alguien cuando seamos grandes pero conforme vamos creciendo nuestra manera de pensar cambia y decidimos ser alguien diferente a lo que decíamos cuando éramos niños. Pero el sueño de ser un marine no proviene desde pequeños ni si quiera es algo que escogemos porque nos empezó a gustar, en realidad el mar es el que escoge a sus soldados cada cierto tiempo para que la cuiden y la resguarden de todo aquel que lo quiera perpetrar.

David Aarons desde niño, nunca se imaginó ni soñó con ser un marine, su vida giraba en torno al campo, desde chico montaba a caballo y cuidaba el ganado que sus abuelos tenían. Recibía ayuda de mucha gente y amigos pero en especial de su mejor amigo Lucas Davidson, aunque mayor que él se conocían desde que David tenía 6 años. David fue creciendo y ya tenía 15 años cuando ya había llegado el momento de decidir qué era lo que quería ser por el resto de su vida; y un día de la nada dijo que quería ser un soldado de la marina, un marine.

Fue así, que el mar decidió quien sería su próximo soldado, una mañana al despertar de un largo sueño, el joven David supo que quería ser un marine. Y es aquí en donde empieza la historia de un marine."

Esa mañana cuando decidí ser marine, desperté como todos los días pero había algo distinto, un sentimiento de interés por el mar, de conocerlo desde los ojos de un militar era como si el mar mismo me llamara, una señal. Desde ese día supe con toda certeza que mi destino era ser un marine, y no quise esperar; empecé a hacer los trámites para inscribirme en esa magnífica academia que me cumpliría el gran sueño, cuando mi mejor amigo, que ahora era mi hermano (conocía todo sobre mí y yo todo sobre él) se enteró que quería ser un marine no dudó ni un segundo en apoyarme, después de tramitar los papeles y algunos exámenes, tenía que esperar 6 meses para la prueba que definiría si entraría a la academia, me sentía muy ansioso y cada día que pasaba no para de inculcarme los conocimientos sobre ello y de decirle a la gente lo mucho que me importaba mi sueño.

Llego el día de mi cumpleaños número 16, ese parecía ser un día cualquiera pero conforme fue pasando sentía que era mi peor cumpleaños, la única compañía que tuve hasta el final de mi cumpleaños fue mi hermano Lucas, no hubo ni pastel ni regalos así como en años pasado, solamente una carta de mi hermano diciéndome lo mucho que me quería y que su apoyo iba hasta el final, esa noche me acosté pensando en que no volvería a pasar un cumpleaños así después de que entrara a la marina, aunque las palabras de aliento de él me hicieron sentir más seguro . Así fue como pasaron los meses volando y se llegaba el día de la prueba, unas semanas antes me encontraba hablando con mi hermano Lucas y le pregunte que si cuál era su sueño, pero él no me sabia decir porque aun siendo mayor y terminado parte de lo que eran sus estudios no sabía que quería ser; claro él era un buen escritor, desde pequeño me gustaba oír sus historias y siempre le decía que debería seguir escribiendo, de verdad era muy bueno; sentía lastima por él, pero esa cara que ponía mientras hablábamos ocultaba algo, no era nada malo, al contrario se le notaba en los ojos las ganas de ser alguien grande en la vida al igual que yo.

Se llegó el día en que me tenía que ir a presentar la prueba, me sentía nervioso pero también alegre por enfrentar esa prueba y demostrar que si puedo, antes de irme Lucas me sonrió y me dijo que no volviera sin una victoria. Llegue a la academia, y empecé a sentir un poco de miedo no sabía cómo me iba a ir, pero tenía que ser fuerte y echarle todas las ganas a lo que se venía, esos 3 meses fueron duros pero con esfuerzo lo logre ¡por fin entre a la marina!; mientras llegaba el autobús a casa un par de lágrimas se me salieron, eran de felicidad y emoción porque por fin cumpliría mi sueño y ya me veía como alguien grande, llegue a mi hogar y después de tomarme un gran descanso lo primero que hice fue contarle a mi abuela como me había ido y de lo emocionado que estaba por comenzar, luego de eso me dirigí hacia donde Lucas para contarle y tal fue su alegría que me dio un gran abrazo y me dijo lo orgulloso que estaba de mi pero con lágrimas en la cara, que aunque no sabía si eran de tristeza o felicidad, me hizo la pregunta que más me tocaría en toda mi vida: "¿y ahora? Que nos deparara la vida". Con esa simple pregunta, mi rostro cambio, ya sentía tristeza porque veía en su cara que probablemente no nos veríamos más y me dolía el saber que él se quedaba atascado; desde ese día cada noche cuando me acostaba miraba al techo pensando que sería de Lucas, si tendría un futuro y que me iba hacer falta esa persona que me ayudó a llegar al punto en donde me encontraba, repitiéndome siempre que el futuro podría depararnos algo mejor.