Siente su cabeza a punto de explotar, maldice por lo bajo y abre los ojos encontrándose con una luz cegadora. Al momento en que se acostumbra al blanco de la habitación, recibe un corte en el pómulo.
-Despierta, mierda.
Intenta llegar hasta su rostro que gotea rojo y se percata de que está atado hasta el cuello. Entonces una mano lo toma de las mejillas con bastante fuerza y lo mira a través de una mascara de conejo.
-¡Que despiertes, maldito bastardo! - Sujeta la pistola con su mano libre impactando en la boca del sujeto que yace semi consiente.
En el momento en que se saca la mascara Yoongi escupe la sangre acumulada sobre el rostro contrario y sonríe cínico. Al parecer al fin Jungkook lo ha capturado.
No supo el momento, pero por el inmenso dolor que sentía podía adivinar que lo habían golpeado en la cabeza con algún objeto metálico. Un juego sucio del clan de los gatos de Park.
Sus chicos nunca harían un trabajo tan malo. Él era de los que apuñalaba de frente, por eso mantenía una mirada altanera y superior hacia el conejo.
Los Min siempre tiraban a matar, sin andarse con juegos.
- Siempre tan simpático, Min Agust.- Limpia su rostro con el dorso de su mano y enciende un cigarro.
El rubio olfatea un par de veces hasta reconocer el olor tan característico de aquel liquido.
Ni siquiera le asusta al ver un galón al lado de las piernas del conejo.
Había destinos peores que ser bañado en gasolina y morir quemado.
- Y tú tan patético, Killer.- Sostiene su mirada incitándolo a terminar el trabajo como si de un favor se tratase.
Jungkook suelta el cigarro encendido en los pies del chico atado quemando un poco de su piel. Este sisea por el dolor, luego se limita a sonreír mirando fijamente a Jungkook.
-Asegurate de gritar mucho. Hijo de puta-. Agust cierra los ojos contando hasta cinco y la puerta de la habitación cae de una patada impidiendo que Jungkook comience a bañarlo con la gasolina.
Entonces abre los ojos y dirige su mirada al pequeño pelirosa que ingresa con extrema delicadeza, moviendo sus caderas de un modo morboso y atractivo que le provocaría tanto en segundos de no ser por la situación.