« Tuvimos sexo. Hicimos 'la fornicación', copulamos. Toas esas weas. Si querí, te vai. No sé dónde chucha tiraste la ropa sosi. Pero si no, te quedai un rato. No me importa mucho ».
Pa que esforzarse, si al culiao le importa un pico todo... ¿o no?
⋆...
ola no sé cuándo salga ésta wea pero ojalá salga pronto ésta va pa ti stumpxnk tqm🖤 te debo desde hace caleta un fic uwu
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Decían que cuando el loco Vladi se metió con su polola, el culiao no se aguantó y lo molió a puro charchazo. Decían que se había metido a la droga a los once, diez, nueve años, y que le hacía a la metanfetamina, que tenía mano pa la pasta, que andaba por malos caminos. Decían que lo había mordido un Rottweiler, y que ése mismo perro después lo habían hospitalizado por culpa suya. Que tenía sólo ropa negra y le gustaba salir de noche a peliar con los de Pedro Montt e Inglaterra en Batuco. Que se saltaba las primeras horas de clase cuando iba al liceo, si es que iba, y que por éso había repetido cuarto medio.
Decían muchas weas del JeongGuk Jeon. Ninguna era agradable, y gracias a éso, todo el mundo se apartaba del finao. O bueno, todo el mundo menos los que les importaba un pico si el chiquillo era como decían los rumores. Era una especie de personaje batucano a éste punto, y nadie parecía sacarlo de ahí por más que trajera droga, armas y unas pandillas medio turbias por las calles de noche. Tenía poder el loco, no podiai tocarlo ni con pinzas o saltaba encima tuyo con la navaja.
La verdad no se sabía aun, pero se aparecía en todos los carretes que podía, con ésa pinta de trapero, e-boy, flaite emo. Se colaba a tomar Vodka Absolute y le ponía weno al baile, al karaoke, al webeo con los amigos que tenía (que los contaba con los deos de una mano). Le gustaba cantar cumbias y gritar canciones de despecho a sus ex, saltar entre un montón de gente, tal vez culiarse a alguien. No le importaba mucho quién era y cuál era su identidad, con tal de que fuera consensuado estaba bien. En todo caso, la mayoría del tiempo que estaba metido en un carrete también estaba borracho
Así fue cómo el JiMin lo conoció. Borracho como una cuba, bailando al Myke Towers con el Farruko, con los antebrazos tatuados al descubierto, gritando a coro alguna wea de borrachos volaos de su grupo. El JiMin era nuevo en Batuco, vivía en Las Canteras pero intentaba que nadie descubriera que tenía plata. No conocía mucho las canciones que bailaban los amigos de su vecina, la que le había invitado al carrete, pero intentaba bailar con algunas minas aun si se cohibía un poco.
Era el primer carrete que tenía por ahí, obviamente estaba atento por si le lanceaban alguna wea.
Sin embargo, sí que se había intentado lucir con su presencia. Con la camiseta blanca, los pitillos negros, los botines de cuero falso y unas cadenas de oro. Bailando con una botella de Cristal en la mano, pensando en qué estudiar después del 'año sabático' que se estaba tomando. No era realmente un año sabático, pero bueno. Le ponía weno a pesar de que tenía miedo de las minas al frente suyo. Tenían pinta de que se lo iban a comer vivo, su canibalismo piolix ahí.
Le gustaba mirar de lejos en todo caso. Analizar lo que pudiera de lo que le ofrecieran. En éste caso, la sonrisa traviesa de JeongGuk mientras bailaba con uno de sus amigos y gritaba que 'si yo prendo ella le da'. Su vecina, la Mariana, le había contado de JeongGuk y de un montón de personajes de Batuco, como la poetisa a la que nadie pescaba, los locos que se ponían a disparar en la noche de casa en casa, los cabros chicos que se ponían bélicos con la pelota. Y obviamente, del finao Jeon. De todos los rumores que afectaban a su persona, de lo que hacía usualmente y de lo mijito rico que estaba al día de hoy. JiMin podía diferir de todo lo que quisiera, pero no iba a negar que el loco estaba como pa comérselo con salsa.
