Orígenes 2: El juego macabro

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Kate Robbins

Mis piernas no podían moverse, todo mi cuerpo temblaba mientras trataba de avanzar un paso, la impotencia de no tener ni remota idea de donde estaba mi madre me hacía sollozar y no podía dejar de imaginarme lo que estaría sintiendo en este momento. El tiempo había comenzado a correr y estuve sentada con el corazón en las manos y las lágrimas en los ojos durante cinco minutos; cinco minutos que podrían definir mi vida o mi muerte.

Al final decidí dejar las lágrimas a un lado y pensar en mi madre, en lo que estaría pasando a mí alrededor. Luego de una larga reflexión con fuerzas que no se de dónde saque me puse de pie frente a la puerta y arrojé un suspiro que se me hizo eterno para luego comenzar a caminar.

Mientras más buscaba más confundida estaba, todo parecía un rompecabezas y aunque soy buena para ellos, no estoy de humor. Al llegar al cuarto de baño pude leer una inscripción marcada en el espejo con un líquido de color rojo vivo. Me recorrió un escalofrió y el pensamiento de donde provenía me dejo con un temor desesperante. Así que lo leí.

-"Aguas van, aguas vienen, dentro del estanque se mantienen".

Me llego la necesidad de abrir los grifos que allí se encontraban y sin hacer caso a mis malos pensamientos lo hice. Comencé con el lavamanos y el agua fluyo tranquila como un ser imperturbable (nada parecida a mi). Al abrir el grifo de la ducha una desagradable sorpresa voló hacia mi cara con una presión impactante. Un chorro de un líquido rojo se estampo en mí, el asco me hizo reaccionar abalanzándome hacia atrás y cayendo con la cabeza en el lavamanos. El dolor fue insoportable, la sangre brotaba por mi herida y al caer me percaté de que era igual al líquido que había salido de la ducha. El temor no me dejo avanzar.

Luego de cinco minutos decidí abrir el inodoro y allí flotando se encontraba una pequeña nota, sin asco la agarre y comencé a leer.

-"50 pasos, escaleras abajo. Dirígete al lugar en el que siempre trabajo".

- Claro el garaje- pensé – debe ser una pista. Corrí hacia el garaje con cuidado de no tropezar y al llegar sentí que mi corazón dejo de latir. – Como mi "padre" – hice énfasis en esa palabra – puede hacerme esto.

Mi padre Michael Robbins era o mejor dicho es un maldito cazador.

La verdad nunca había entrado en el garaje, mis padres me lo tenían prohibido, o mejor dicho mi padre me lo tenía prometido y ahora sé porque. De las paredes colgaban las cabezas de varios animales exóticos y de unos percheros los esqueletos de estos. Sin pensármelo dos veces comencé a buscar una pista. La encontré en la boca llena de sangre de un oso; un papel que decía.

-"Roar...ruje el león y aquella águila que acecha al ratón: 12PM y el lobo emite un ruido desgarrador".

Inmediatamente mire al reloj - ¡claro! – Pensé – es lo más viejo de las películas. Y al quitarle la parte delantera un nuevo mensaje.

-"¿Te acuerdas del regalo que de bebe tanto te gusto?, pues he dejado otro que te llenara de emoción"

Rápidamente corrí a mi habitación y una gran caja se encontraba encima de mi cama, al abrirla se podía observar en el fondo de la un pequeño papel minuciosamente doblado.

-"No estoy precisamente escondido, recuerda "pasado pisado", pero esta vez pisa de nuevo tu pasado".

Al principio no lo entendí muy bien pero comencé a devolverme por los lugares ya recorridos y me sorprendió que todo había cambiado pero no me detuve a buscar pistas, me di cuenta de que me tomaban mucho tiempo y no me servían de nada; pero me pareció especial que al pasar por el baño todo estuviera impecable y en el espejo se podía leer aun con sangre lo siguiente.

-"Es momento de que te des cuenta de algo. Un ser querido tuyo está más cerca de lo que habías pensado y recuerdas lo que te salió en un lugar inesperado, pues en mi habitación hay otra pista de este asesinato".

No logre pensar en nadie y mientras temblaba me acerque hasta la habitación de mi padre, pero esa escena me destrozo el alma.

Mi madre ya en el piso con varias puñaladas en su cuerpo y un gran hueco en su pierna, la sangre no brotaba pero el piso estaba lleno de esta. Me arrodille y en medio de lágrimas la rodee con mis brazos y le cerré los ojos, la abrace lo más fuerte que pude y luego la solté suavemente. Varios minutos después intenté recordar su aroma en medio de la gasolina y la sangre pero no logre convencerme de que no volvería a discutir con ella, de que no volvería a abrazarla o siquiera a sentir su presencia. Pero la rabia me obligo a reaccionar, con todas mis fuerzas juntas y una dolor que no sabía que podría llegar a experimentar grite totalmente segura de que él me podría escuchar.

-¡Esto no se va a quedar así!, ¿me oíste?, ¡ESTO NO SE VA A QUEDAR ASÍ!

Me levante y estuve a punto de desmayarme pero yo era más fuerte y comencé a caminar...

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⏰ Last updated: Aug 28, 2019 ⏰

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