Capitulo 2: Claro que puedo verte

95 10 5
                                    

Me levanto de mi cama en un verdadero desastre, mis cosas tiradas en diferentes partes de mi dormitorio, una gran mancha de Cocacola cubre una parte de mi piso, y me pongo a pensar que habra sucedido.... solo me llega una respuesta que golpea mi corazon: Nel. ¿Habra llegado drogada otra vez y pasado por mi balcon?

-Bajo las escaleras y comienzo a llamar a Nel.

¡Nel! Sé que estás aqui, dime donde estas.

No obtengo respuestas.

— ¡Neeeel!

— Aqui estoy doctora Puzzles, sufro del corazon y mi cerebro esta muriendo -Dijo saliendo del baño. 

— Necesito que te vayas doctora super Trasero, mis padres llegan de la iglesia en una hora, sabes que pasa si te llegan a ver aqui. -La miro con cara de desespero.

Mis padres son la peor clase de humanos que existe, desde que mi madre se caso con Klein, mi vida ha sido un infierno, si pudiera hacer un pacto con Lucifer para matar a Klein sin ir a la carcel, lo haría. Llevo 12 años aguantando al enfermo de Klein entrando a mi cuarto sin obtender ayuda de mi madre. Cada vez que lo hacia encontraba una manera más increible de hacer mi vida cuadritos. Entonces se puede decir que no soy virgen, pero nunca he besado a un chico, no es que sea timida porque la realidad del asunto es que no soy así, soy Mei tengo 16 años, soy mas alta de lo normal, mi color de piel parece una perla, blanca como una nube, mis labios son gruesos y en tanto mis ojos y cabello, oscuros. Suelo pasar dejar que la vida pase sobre mi, dejando que las cosas dejen de importarme facilmente. 

~ ~ ~

Llego a la escuela y me pregunto donde estara Nel. Cuando la veo sentada en el comedor del instituto con otro chico,  me pongo a pensar si sera buena idea llegar y sentarme con ella.

Al cabo de unos minutos decido sentarme sola. Quitandole el comienzo a mi manzana verde miro a un chico que va pasando y es Josh, guapo e inalcanzable como siempre. No soy para nada romantica pero desde hace un año cada vez que veo a ese chico siento que mi cerebro se pone estúpido y debo admitir que el que sea inalcazable me hace querer desearlo aun mas, pero no soy tonta, sé que ese chico solo se fija en chicas realmente bellas las cuales entiendan sus peliculas de Acción favoritas. Tomo un respiro y sigo comiendo.

-Se oye un portazo cerca de mi mesa.

— Oh por Dios! De verdad lo siento, es mi culpa, soy un desastre, déjame ayudarte.

Limpiando mi camiseta muy furiosa que ni me doy cuenta quien fue el responsable de mi desgracia escolar actual.

— ¿Podrías por favor la proxima mirar por donde caminas? -Alce la mirada.

Era Josh. Josh Sullivan.

— Lo siento de verdad. ¿Que podría hacer para disculparme? Puedo comprarte una camiseta o tal vez invitarte a cenar.

Me muero de las ganas de decir que si pero me detengo.

Muchas gracias, pero no necesito que un torpe como tú me invite a hacer algo, ni siquiera me conoces  -Trato de irme sin exito.

— Soy un tonto. Mi nombre es Josh. ¿Y tu nombre es?

Suspiro con intensidad.

— No tienes que saber mi nombre -Respondo con altaneria. 

— Si tengo, estoy en deuda contigo chica secreta.

Doy un brinco de impresión.

 Que quede en claro que solo te digo mi nombre porque odiaría ser llamada ''Chica Secreta'' -Doblo mis ojos.   Me llamo Mei, Josh. 

— Vaya nombre, si que está lindo. Mucho gusto Mei. Me gusta tu camiseta negra con jugo de naranja derramado.

Sonrío.

— Eres en verdad gracioso, y me caes muy bien -Digo con sarcasmo. — Me tengo que ir antes de que me eches el resto de tu almuerzo encima, Adiós. 

— Adios, Mei -El sonrie.

//////////////////////////////////////////

Pronto llego a mi casa, entro a mi cuarto y encuentro a mi madre sentada en mi cama.

Me acerco.

— ¿Que crees que estás haciendo aquí? 

— Hola, Mei. 

Se echa a llorar.

 ¿Que pasa, madre? -digo con interes.

— Quiero decirte que siento mucho haberte abandonando, hija mia. 

Continua llorando.

— Es muy tarde para que si quiera pidas perdon, no tienes perdon por todo lo que dejaste que Klein me hiciera. Así que te pido el favor... ¡LARGATE MADRE!

Sale de la habitación aún llorando, cierro la puerta y me acuesto en la cama a tomar una siesta.

///////////////////////////////////

Horas después me levanto aún cansada de mi vida normalmente, me pongo unas pantuflas, y bajo las escaleras para ver la cena. Entro a la cocina y lo primero que veo es una gran: Nada. Abro el refri y escojo un jugo de frutas, lo tomo mientras salgo a la sala de la televisión. 

Dejo caer el vaso de vidrio lleno de jugo y exaltada gritó.

¿MAMÁ?

No hay respuesta. 

Veo a mi madre tirada en el suelo, cubierta de sangre. A unos centimetros de ella hay un cuchillo y en el sofá está sentado Klein con una sonrisa grande.

— ¿Qué le has hecho a mi mamá? ¡DIMELO!

— Solo la libere. Me dijo que ya no podía seguir ayudandome a quedarme con tu cuerpo. Pero... ¿Sabes algo Mei? Creo que aún no he podido abusar totalmente de ti, ahora quiero quedarme con tu alma. 

Se tira encima mio.

Posdata: Aún puedo matarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora