Alcé la mirada al cielo.
No hubo una razón en particular, solía hacerlo muchas veces al día. Ver el cielo azul después de plantar o recoger los frutos de mi granja era algo agradable de hacer para dar gracias a la vida que se me había otorgado.
Sí, siempre lo hacía, pero ese día fue diferente.
—¿Cariño? ¿Qué ocurre? —me preguntó mi esposa al ver que me había detenido demasiado tiempo en una misma posición.
No le respondí, lo que ocasiono que también ella mirara hacia arriba.
De haber sabido lo que ocurriría después la habría abrazado y me habría metido con ella a la casa, aunque en el fondo sé que nada habría cambiado. O tal vez si, solo tal vez, una única cosa habría sido diferente y eso es que yo hubiese muerto con ella.
—¿Qué es eso? —me preguntó de nuevo, está vez con unas palabras impregnadas de un horror puro.
De nuevo mi boca se negó a moverse e incluso si lo hubiese hecho sé que nada habría salido de ahí, el espectáculo en el cielo era demasiado impresionante, demasiado demencial, como para poder describirlo.
Y entonces ocurrió.
Las luces de colores brillantes que bailaban en el cielo esa tarde comenzaron a juntarse en un solo lugar, para después hacerse más grandes conforme caían hacia nosotros.
No había otra forma de describirlo, caían directamente a nosotros, como si fuésemos su objetivo desde el principio.
—¡**** hay que irnos! —me grito mi esposa... No, no era mi esposa, aun no. Si estábamos comprometidos, pero la ceremonia aún no se llevaba a cabo. Y estaba embarazada.
Lo recuerdo, sí. Ya es borroso, como todas las cosas en mi existencia, pero estoy seguro que en algún momento estuve a punto de convertirme en padre.
Lástima que ese niño jamás nació, pero de haberlo hecho estoy seguro que no lo recordaría, como no puedo ya recordar mi propio nombre.
Mi novia intento que la siguiera, pero no podía dejar de ver eso que venia del cielo. Era algo hipnótico. A pesar de saber que algo malo pasaría y a pesar de que en lágrimas ella me pedía que nos fuéramos, yo seguí ahí, mirando hacia arriba.
Y entonces mi novia me soltó y, segundos después, la luz cayó sobre mí, cubriéndome de nuevo.
Nunca supe lo que pasó después, tal vez dormí años o siglos, porque cuando me desperté ya nada de lo que alguna vez conocí me rodeaba y mi cuerpo había dejado de existir.
Podía caminar, podía ver y escuchar, pero ya no tenía mi cuerpo, ahora estaba en el de un ser que se parecía a mi novia, solo que se había reducido a huesos.
Vague por mucho tiempo en ese cuerpo semiputrido, alguno podría pensar que las personas me veían como un monstruo y huían de mí, pero en todo el tiempo que pase como aquella existencia nunca me encontré con ningún otro ser vivo.
Lo que conocí por décadas no era otra cosa que paramos áridos y bosques marchitos. Por casi dos siglos viví en esos campos, solo durmiendo y caminando, buscando a otros seres vivientes en un mundo muerto.
Y entonces algo comenzó a cambiar, de un día a otro, de un solo momento a otro, el mundo entero comenzó a cambiar.
La vegetación crecía a un ritmo impresionante, lo cual al principio me agradado, hasta que me di cuenta que ya no era comestible para ese cuerpo. Los animales que recién aparecían eran monstruos que nunca había visto antes, tan fuertes que el cuerpo perdió parte de su carne en diversas ocasiones al escapar por poco de ellos.
No importa lo mucho que intentara, el cuerpo tenía hambre, pero no podía comer nada. Los frutos y el agua eran venenosos, por lo que tampoco podía aplacar la sed.
Y así, un día, al intentar comer la carne un monstruo cazado más por suerte que por habilidad, el cuerpo cayo y ya no se volvió a levantar.
Al principio me pregunte por qué después de haber aguantado tanto de pronto murió, pero supe la respuesta cuando entré en el animal recién muerto.
El mundo cambio y el cuerpo no se pudo adaptar al cambio.
La magia comenzó a extenderse por un nuevo mundo, pero el costo fue la destrucción de uno anterior, pero aun joven, en el que un día vivió un granjero con una novia, el cual iba a tener un hijo y solía mirar al cielo
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Theria: One Shot
FantasyTodo comenzó con una luz en el firmamento y un granjero mirando el cielo.