Un poema a mi Musa

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Chuuya despertó reconociendo el olor a alcohol, llevaba una máscara para respirar, había usado "Corrupción" por mucho tiempo, se quitó la máscara y suspiro, ya estaba acostumbrado a recuperarse, miro alrededor pero no reconoció el hospital de la agencia, fue cuando miro a su costado derecho, un pequeño chico descansaba allí, toco su cabeza para despertarlo, desconocía quien era ― disculpa...

El joven alzo la mirada, sus cabellos platinados casi blancos mal cortados, sus penetrantes ojos amarillos y morados miraron al de ojos azules ― despertó - menciono sonriente ― ah, Yosano-sensei no pudo usar su habilidad en usted, y Dazai-san me pidió cuidarlo hasta que se mejore bien, me pidió que no le dejará levantarse

― Ya veo, estoy en la agencia – suspiro ― ¿Qué hago aquí? ¿me atraparon?

― Dazai-san dijo que estaría muy cansado, usted nos ayudó. Le debemos

― Eres un chico honesto ¿eh? ¿Cómo sabes que no escaparé?

― Por favor no haga eso, está lastimado, usted... me salvo

― ¿tu nombre?

― Nakajima Atsushi

― Atsushi – repitió su nombre al recordar que Dazai se dejó atrapar por él ― eres el nuevo subordinado de Dazai

― Solo... lo rescate de un rio y me obligo a ser parte de la agencia

― Si, él tiene la costumbre de hacerte unirte a organizaciones

― ¿fue duro con usted? – pregunto el albino curioso

― ¿curioso?

― Bueno... se me encargo cuidarle por los próximos dos días. Por favor, podría evitar escapar, se bien que es alguien demasiado fuerte y no quiero retenerlo, pero debe recuperarse...

Chuuya sonrió, aquel chico era demasiado bueno ― Bien Atsushi, ¿Qué quieres hacer? – pregunto sonriente Chuuya

― No lo sé

― ¿te gusta la poesía?

― Si

― Te leeré entonces

Nakahara y Nakajima pasaban horas leyendo libros de poesía, muchas veces Nakahara interpreto algunos poemas para el albino, su sonrisa llenaba de vida al mafioso. Al terminar sus dos días de reposo, Chuuya pudo volver a la mafia.

Habían logrado un pacto, cada domingo, se verían en una cafetería donde Chuuya tomaba un vino ligero, Atsushi un café con dos cubos de azúcar, ambos leían la poesía. Reían y sobre todo, amaban estar juntos. Un día, el mafioso se permitió tocar la mano del albino quien le sonrió en grande. Chuuya solo logro voltear la cara avergonzado, definitivamente. Atsushi era su musa.

"Como cubo de azúcar tu cabello, y como el café guiará mis pasos a tu destino, cual más cruel destino, pues ni con mil botellas de vino fino me lograrás amar, tu siendo agente, yo siendo mafioso, el cruel destino nos ha de separar, pero tu hermoso rostro un día más podre mirar."

Chuuya escribió en su libreta, alzo la mirada y pudo ver a Atsushi mirar al escenario, alguien recitaba un poema, Nakahara sonrió, Atsushi era tierno, su inocencia siempre la reflejaba en su mirar, su honestidad y buena forma, era un ángel. Así que en palabras bajas, susurro a su amor no correspondido se escuchó ― me gustas – el albino no escucho pero el mafioso sonrió. Amaba a su musa 


...

Los petalos de las rosas caen con malos cuidados
sin riego, sin sol, sin sombra. Sin amor

Nuestro fugaz amor fue como una bella rosa, arrancada. 
Sus raices deboraron cada segundo de su vida

Se marchito en solo tres días.

― Miushi

Gracias por leer

Azúcar en el café - ChuuAtsuWhere stories live. Discover now