En la tienda de magia todo transcurría con total tranquilidad.
Un viejo gato color negro descansaba sobre la repisa, cerca de donde se guardan los sombreros con conejos, quienes esperaban, pacientes, no ser olvidados y quizás encontrar algún furtivo bocadillo.
En un par de pequeñas mesas en las esquinas del lugar se extendían varios folletos que exponían desde increíbles trucos de magia baratos para entretener a los amigos, hasta uno que otro artículo de neurociencia que describe la reconstrucción de realidades e ilusiones cerebrales.
Los instrumentos indispensables para someter a las personas a una fantasía momentánea se encontraban en los estantes de las paredes: narices falsas, anillos invisibles, dedos de goma, pañuelos rojos, juegos de cartas, monedas imantadas, paletas de sabores extraños y baritas de sauco en oferta. Estos estaban clasificados por colores y a la percepción de los compradores asipirantes a magos.
Pasos apresurados distrajeron a las palomas de sus actividades diarias, volteando desde sus jaulas a mirar con curiosidad la puerta, al oír sonar la campanilla de la entrada.
Un niño entraba.
Sus mejillas se encontraban rojas y sus ojos estaban dilatados de expectativas luego haber atravesado toda la ciudad corriendo sin descanso.
"Ruth" gritó nada más entrar en el establecimiento.
Ella se distrajo de su lectura y observó al pequeño Jungkook entrar precipitadamente mientras sonreía con su característico gesto de nariz arrugada demostrando su euforia por el momento. Ruth se llenó de ternura e incluso de un poco de la emoción del niño.
Era el último día de sus clases.
"Hoy conocerás la magia real" dijo ella.
Y hubo magia real. Las palomas, los conejos y el gato fueron testigos.
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Más tarde, esa misma noche ya en casa, el pequeño Jungkook cierra los ojos, como su maestra siempre hace cuando piensa en cosas importantes, y casi puede sentir las miradas de esos animales, aunque no estén con él; poco a poco aplica cada una de las instrucciones que tantas semanas atrás practicó en la tienda con minuciosidad.
Luego de lo que parecen ser los minutos más largos de su vida, su imaginación crea el ambiente de la tienda, por fin. Casi puede oír a Ruth diciendo "Concéntrate, respira".
Él obedece la instrucción con fidelidad, de tal forma que puede oír el ronroneo del viejo gato de la tienda. Lo escucha incluso sobre el estruendo de los platos rompiéndose y los sollozos de su madre pidiendo auxilio en el piso de abajo.
El tiempo avanza tan lentamente y los segundos se convierten en días, en recuerdos grises, en deseos inconclusos. Y entonces, cuando ha llegado al punto máximo de concentración, dice las palabras mágicas. Las luces de la magia oscilan entre púrpura, azul, blanco y rojo; y chispas burbujeantes inundan el corazón de Jungkook cuando un sonido hueco en la puerta y gritos de guerra detienen finalmente el ruido de los golpes.
La magia se hizo.
Un hombre borracho es detenido por la policía, un niño abraza a su madre mientras ambos lloran y suspiran de alivio.
Al otro lado de la ciudad la tienda de magia cierra sus puertas.
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-Minnie
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Magic Shop
Short Story"Hoy conocerás la magia real". -Minificción -one-shot -Basada en "Into the Magic Shop"