1.2: ¡Susy!

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El sol estaba hermoso. Falta poco para que se ocultara tras las montañas verdosas que estaban justo al frente.

Era difícil, es decir, lo es. Hace mucho tiempo no cae lluvia y mis pétalos se van secando, mi tallo no parece querer seguir sosteniéndome por mucho más. Pero no importa; no importa porque ella siempre volvía.

El sol y yo jugamos a las escondidas todos lo días, al atardecer. Pocas veces me toca esconderme, pero, es algo divertido. Afortunadamente, el panorama desde su pequeña mesa de noche no era malo; podía ver cómo el sol ocultaba. Sí, era una tramposa. Pero no pueden culparme. ¡El sol siempre se esconde hasta tarde! Y cuando trato de buscarlo en mis sueños, no aparece. ¿No es raro?

Falta poco, puedo sentirlo. Mi tierra está cubierta por mis pétalos, que, uno por uno han ido cayendo. Solo queda uno, mi bebé, mi orgullo.

Es triste. Porque yo de verdad traté. Puse de mi parte, traté de advertirle, de hacerle saber que todos sus intentos por cuidarme fueron en vano porque mis pétalos siguieron cayendo. Pero está bien, está bien porque tan pronto mi amigo el sol se oculte, mi último hijo caerá.

Dear B.E.S;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora